sábado, junio 24, 2006

231. Los dos hitos de la prox semana

Mi hermano Méndez anota otro hit en Ediciones Tácitas:
Este es WINNIS, me parece que está cruzando la dura carretera del rock n roll (y no le tiene miedo a los automóviles):

Por desgracia los dos lanzamientos son el mismo día a la misma hora.

viernes, junio 23, 2006

230. La eternidad y Hawking

Esta semana Hawking (quien dicho sea de paso cumple años el mismo día que yo) dio una conferencia en China donde sostuvo que el concepto de eternidad “no puede seguir manteniendose después de la teoría de la relatividad y el descubrimiento de la expansión del universo”.

Según la teoría que elaboró en conjunto con el profesor Roger Penrose, el universo y el tiempo empezaron con el Big Bang y terminarán en los agujeros negros. Todos sabemos que hay un antes y un después en la visita de las estrellas a los agujeros negros, por lo tanto tal teoría no da elementos que convenzan a nadie de que no habrá un “después”, después de que caigamos en uno de ellos.

Encuentro interesante replantear el concepto de eternidad pero no doy crédito a que las galaxias desaparezcan como conejos. La 1a ley de la termodinámica dice que la materia no se crea ni se destruye.

Pero lo más discutible de la conferencia de Hawking (nacido un 8 de enero al igual que Elvis Presley y David Bowie) es su aseveración de que la astronomía o la cosmología o una mezcla de ambas (no estuve en la conferencia y no puedo precisar qué dijo exactamente) estarían en condiciones de responder las preguntas clásicas del ser humano (repitan conmigo): quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

No lo hizo la filosofía, no lo hizo la literatura, y lo va a hacer la cosmología.... patudo.

No tiene que ver con nada, pero si quieren escuchar Elena, de Los Muebles hagan clic aquí.

jueves, junio 22, 2006

229. la historia de Abelardo / La Habana, 1988

Procederé a relatarles la historia de Abelardo.

Abelardo era un jugador de béisbol cubano: es todo cuanto puedo decir de su vida; ni siquiera sé qué tan bueno era en su deporte. Una noche entramos furtivamente al cementerio con unos amigos, es decir, una de las tantas noches en que lo hicimos, algunos abrieron una tumba y sacaron un cráneo y se lo llevaron. Era el cráneo de Abelardo.

Supimos que era jugador de béisbol porque estaba en un lugar donde hay puros “peloteros” (así les dicen allá). Un amigo puso el cráneo en su pieza y le preguntábamos en los días subsiguientes “¿cómo está Abelardo?” y él respondía “muy bien, muy tranquilo”. Hasta que mi amigo empezó a tener pesadillas, y otro que todavía vive en el edificio de enfrente también y otros se atemorizaron y cundió una intranquilidad general. Entonces todos dijimos que había que devolver a Abelardo.

Algunos amigos regresaron a la tumba otra de las tantas noches en que entramos furtivamente al cementerio, e improvisando un pequeño ritual compensatorio (“perdónanos Abelardo nunca más lo haremos, etc”), pusieron el cráneo en el sitio del que nunca debió salir.

Compañeros y amigas: ha pasado mucho tiempo de esto. Espero que los cráneos de todos ustedes queden a buen recaudo para que ningún grupo de ociosos los sustraiga, sólo por practicar ese extraño deporte.

lunes, junio 19, 2006

228. Un ángel y Víctor Hugo

“Ni yo seré nunca un ángel ni tú serás Víctor Hugo …” le dijo el poeta cubano Ángel Escobar a un colega chileno llamado Víctor Hugo. Escobar, como sabemos, vivió dos o tres años aquí en la primera mitad de los noventas. Fue una mala época para él, para mí y para Chile: Alwin pedía explicaciones al presidente de Ecuador por declarar a Pinochet persona non grata, era de mal gusto hablar del pasado reciente, las encuestas decían que la gente no tenía sexo, en fin, vivíamos la resaca de la campaña del NO confinados en una especie de paraíso democratacristiano.

“bah, y me empezó a tirar flechitas envenenadas” me dijo a mí Ángel Escobar, al contarme sobre su conversación con el poeta chileno. Volvió a Cuba y se suicidó poco tiempo después lanzándose al vacío desde un 7º piso. Evidentemente no era un ángel, de otro modo habría volado. Un abrazo para él desde Malasya.