sábado, febrero 02, 2008

viernes, febrero 01, 2008

552. viajes al país del LSD

En 1993-4 conocí a un candidato a diputado por el Partido Humanista. No parecía mala persona, era el novio de una amiga. Un día llegó con un correligionario que contaba toda una sarta de estupideces sobre los años de la psicodelia en Chile. Había viajado mucho (psicodélicamente, se entiende). Algunos de sus amigos habían muerto por sobredosis místicas planificadas, esto es, se habían marchado al país del peyote o se habían zampado un kilo de LSD. No lo describía como suicidios, eran viajes que requerían una larga preparación. Una vez, contaba, había bajado el cerro san cristobal convertido en energía, atravesando unos espinos sin dañarse.

Tanto que se esfuerzan las plantas convirtiendo CO2 en oxigeno el día entero, para que vengan a respirarlo imbéciles como este, o como Ricardo Claro o Ricky Martin.

jueves, enero 31, 2008

551. mi dirección en Francia

Aquí vivía yo en 1977:
Résidence Universitaire, R.U.A., Rue de la Fontaine, batiment G, apartement 220, Antony.

Creo que es en las afueras de París, la estación de metro se llama Antony. Si alguien pasa por ahí, por favor tomar fotografías y enviármelas por mail.

miércoles, enero 30, 2008

550. chilenos que hicieron huelga de hambre en cuba

¿Sabían que chilenos protagonizaron huelgas de hambre en Cuba? Sí. Los primeros contingentes llegados tras el Golpe fueron alojados en el hotel Presidente, en el Vedado. Muchos de ellos se habían refugiado en la embajada de Suecia, por lo que se sintieron estafados al ser conducidos a La Habana. Exigían ir a Europa y en eso sí que no transarían por nada.

Quienes no mostraron la hilacha fueron, por razones obvias, los integrantes de la extrema izquierda. Ellos hicieron cosas más tontas como emigrar desde Europa a La Habana. Es el caso de mi familia. ¿Qué habría sido de mí si no me hubieran sacado de París en 1977? Tendría un título de una universidad del primer mundo. Aunque no estaría escribiendo estas historias: magro consuelo. Pero ya está hecho; al final somos el resultado de todo y hay que asumirlo con alegría; pero con mucha seriedad también. Con más seriedad que alegría.

lunes, enero 28, 2008

548. balseros: una odisea moderna

Contaré cómo dos ex vecinos de mi barrio en La Habana llegaron a los EEUU en 1994, 5, no sabría precisar el año, fue cuando el gobierno de la isla anunció que sus guardacostas no impedirían la salida de embarcaciones hacia USA y el Caribe se llenó de balseros, y el estómago de los tiburones también.

No éramos grandes amigos pero nos ubicábamos mutua y perfectamente y nos saludábamos en la calle. Vivían, si no recuerdo mal, a unas 6 cuadras de mi casa, en el edificio contiguo al de un famoso barbero con el que mis amigos y yo nos cortábamos siempre el pelo, porque todos los demás te dejaban como si hubieras puesto una gillette en la almohada.

Fueron de los primeros en hacerse al mar cuando se supo que las autoridades habían dado chipe libre. Por la premura no iban 100% preparados, eran dos hermanos y sus mujeres, 4 personas en total, en una embarcación de plumavid.

Remaron durante tres días con sus noches sin dormir ni moverse de sus asientos. Hasta cagaban en el mismo lugar, porque el mar estaba muy bravo y al menor descuido podían irse a pique. Olas del tamaño de edificios los meneaban como a pequeñas cáscaras de nuez; las mujeres les iban indicando hacia qué lado remar todo el tiempo para evitar ser tragados por una columna de agua. Dicen haber visto unos tres tiburones, pero en esas circunstancias era lo que menos les preocupaba.

Al tercer día se toparon con otro pequeño barco de balseros. Tanta miseria humana que ve uno a diario en la calle, para ir a encontrar la solidaridad en mitad del océano. El otro grupo se les acercó para convidarles provisiones; estaban mucho mejor preparados, tenían brújula, hasta sabían interpretar la posición de las estrellas, capaz que ni siquiera fueran personas. Les dijeron exactamente cuánto les faltaba para llegar y les pusieron inyecciones de dextrosa, lo que les dio un pic de energía, pero sobre todo un poco de ánimo para no desfallecer.

Siguieron remando dos días más, cuando estaban a 20 millas de Miami fueron encontrados por los guardacostas gringos. Recibieron atención médica, alimentos y fueron conducidos a la base naval de Guantánamo, donde varios miles de compatriotas les harían compañía. Durmieron dos días seguidos. La base no estaba preparada para recibir a tanta gente, por lo que los alimentos y la ropa empezaron a escasear. Entonces hicieron lo que nunca, en toda una vida de privaciones y restricciones habían hecho: protestar. Hasta huelgas de hambre hubo. No era posible que a unos les dieran más ropa que a otros.

La situación se arregló, muy pronto empezó a sobrar la comida. Pasaban el día echados, cuando llegaron a los EEUU estaban obesos. Durante un año recibieron un sueldo de ayuda. Los EEUU niegan visa a los cubanos por aire, pero acogen a los que llegan de balseros, con lo que fomentan los viajes ilegales. Aunque capaz que si dieran visa no queda nadie en Cuba, anda a saber.

Edwin y su hermano (son los protagonistas) son hoy dos gorditos dueños de una empresa de comercialización de marcos de lentes. Para mí eso es lo más raro de esta historia.