sábado, marzo 03, 2007
364. la calma después de la tormenta
Mi hermano Rodrigo Salinas ha sido nominado para los premios Altazor en la categoria Diseño e Ilustración por su libro La calma después de la tormenta. Hagamos fuerza para que gane.
miércoles, febrero 28, 2007
363. Estimado usuario anónimo (un acercamiento al odio literario)
Publicado en The Clinic hace 2 meses o más
Lo que muchos señalan como la verdadera gracia del formato blog es al mismo tiempo su mayor incomodidad (para el autor, al menos): cada texto puede ser enriquecido o refutado por los internautas mediante un clic. Los lectores no asisten pasivamente a un relato de acontecimientos, sino que participan de él, influyendo de diverso modo sobre el camino que sigan las sucesivas entregas que irá haciendo el dueño de casa.
El sistema provee de herramientas para moderar estas intervenciones, bloquearlas o exigir la identificación de los usuarios, y todo blogger debe enfrentar la decisión de restringirlas o no. Si no lo hace, cualquier pastel puede llegar y estampar sus pensamientos sin necesidad de identificarse, en cuyo caso el comentario aparecerá firmado como “el usuario anónimo”. También podrá inventarse identidades ficticias, o tratar de hacerse pasar por otra persona. Por razones obvias, esta última alternativa suele ser la más molesta, a pesar de que exige del impostor algunas habilidades de estilo sin las cuales difícilmente pasará la prueba de la credibilidad.
Cuando creé mi blog hice del libre albedrío una política de estado, bajo la divisa: “un país libre”. Parte de mi inspiración vino de las páginas de este mismo pasquín (Clinic, N del E), donde leí maravillado una vez una columna en la que Brodsky lanzaba un exocet nada menos que al dueño, Pablo Dittborn. Me pareció injusto y antojadizo, debo decirlo, pero era una muestra de independencia editorial que no he visto jamás en ninguna parte del mundo. Volví a impresionarme tiempo después al leer a Lemebel mofándose de las reuniones de pauta, etc, y todo esto sin mencionar la sección de cartas donde se publica de todo.
En fin, quise emular ese espíritu. Pero no esperaba ver los resultados en mi primera entrada, y es que el primer comentario que recibí comenzaba así: “sólo un personaje tan imbécil como Carrasco (…)” (yo soy Carrasco), y seguía: “como si no le bastara con ganarse toda la plata del estado para financiar sus asquerosos y nepóticos productos culturales tras los cuales sólo hay ego a destajo”. Wao. Era el usuario anónimo.
El usuario anónimo varía según el lugar. El mío es casi siempre un poeta o un lector de poesía, y escribe bastante bien, aunque para camuflar su identidad incurra en tontas faltas de ortografía y garabatos triviales. Son comunes las diatribas contra uno que otro escritor, y las intenciones de echar a correr rumores se notan demasiado, por lo que llegado el momento, empecé a hacer de censor y eliminé a los tendenciosos. Tiene que haber un filtro, de lo contrario más de un despistado tomará por cierta una estupidez. Hay gente que se asombra de la mala onda reinante, pero como dijo alguno de mis usuarios anónimos, se trata más bien de un deporte.
Al contrario que la prensa nacional, no pienso que los poetas sean especialmente peleadores; la superstición de la guerrilla literaria se apoya mejor en la manera en que nos insultamos, que en una verdadera insidia, aunque en ninguna parte faltan desatinados. Me ha tocado ver mayores niveles de agresividad en otros gremios, por ejemplo entre los profesores de ingeniería, los músicos, los futbolistas, y hasta los militantes de un mismo partido político.
La mayoría de los improperios que he recibido en Malasya (es el nombre de mi blog) mencionan la forma en que despilfarro el dinero del estado chileno, y hasta se me ha acusado de trabajar para el gobierno. Tamaña desinformación me hace creer que no es a mí a quien odian sino a su mala suerte, por eso les doy poca importancia. Tal vez me culpan de algo que sufrieron en la infancia, tal como seguramente yo culparé o habré culpado a otras personas por lo mismo. Terminé aprendiendo que es mejor permitir que se desahoguen.
Seguidamente, una selección de estos insultos. Ustedes la disfrutarán más que yo:
• “julio, eres un flaite y hay que pitearte. Si tuviera tiempo haría una campaña para los mediocres que maman las tetas de los gobiernos, pero no tengo tiempo. Mejor leo tu blog y sonrío pensando en cómo vas a borrar esto. ¿No lo vas a borrar? mejor, así varios más se ríen, amigos tuyos también, aunque no te lo digan”.
• “Sobalomos de los influyentes: eres la clase de animal patético que vive con el culo húmedo por si aparece un personajillo cultural que te pueda servir de algo. Ok, puedes pelar al senador que quieras, pero la señora que corta el queque en tal parte es tía del amigo tuyo que bla bla”.
• “JULIO, ERES UNA RATA PAYASA, CON POESÍA DECADENTE, LE CHUPAI EL PICO AL GOBIERNO, A LAGOS Y TE HACÍ EL LINDO CON LAS MINAS. SEGURO TODAS ESAS MINAS QUE TE ADULAN DEBEN SER IGUAL QUE TU, CUICAS AL PEO, USURPANDO DEL GOBIERNO”.
Me saco el sombrero con este usuario (no tan) anónimo:
• “Rubiecito, tenís menos matices que un agua perra, menos ambigüedad y lectura que un vaso de plástico. Saludos, guitarrero de parroquia tirao a poeta”.
Aquí el usuario anónimo responde a otro anónimo que me defendía de una acusación de lacho:
• “¿Han acosado a tu hermana o a tu mamá conchetumadre?, se nota que no tenis familia maricón culiao, imagínate si tienes algo de cerebro, al Julio encima de una mina intentando darle un beso y diciendo puras guevadas, ¿te parece bien? aunque las pobres sean rubias lindas. O que después cuando no lo pescan diga que son maracas culiás, conchetumadre, no sabes nada si defiendes a ese loco”.
Y a continuación:
• “Hola, conozco a Julio hace poco tiempo y quiero saber si eso que dices es cierto porque me invitó a su casa mañana en la noche para conversar de poesía. Soy una mujer comprometida”.
En relación a Los Muebles, un grupo musical que tengo con tres poetas más:
• “¡¡¡NO QUEREMOS MÁS CHANTAS EN CHILE!!! Es por estas razones es que Los Muebles me dan asco, son repugnantes y con voces afeminadas MATAN la música como dice un slogan publicitario”.
Lo que muchos señalan como la verdadera gracia del formato blog es al mismo tiempo su mayor incomodidad (para el autor, al menos): cada texto puede ser enriquecido o refutado por los internautas mediante un clic. Los lectores no asisten pasivamente a un relato de acontecimientos, sino que participan de él, influyendo de diverso modo sobre el camino que sigan las sucesivas entregas que irá haciendo el dueño de casa.
El sistema provee de herramientas para moderar estas intervenciones, bloquearlas o exigir la identificación de los usuarios, y todo blogger debe enfrentar la decisión de restringirlas o no. Si no lo hace, cualquier pastel puede llegar y estampar sus pensamientos sin necesidad de identificarse, en cuyo caso el comentario aparecerá firmado como “el usuario anónimo”. También podrá inventarse identidades ficticias, o tratar de hacerse pasar por otra persona. Por razones obvias, esta última alternativa suele ser la más molesta, a pesar de que exige del impostor algunas habilidades de estilo sin las cuales difícilmente pasará la prueba de la credibilidad.
Cuando creé mi blog hice del libre albedrío una política de estado, bajo la divisa: “un país libre”. Parte de mi inspiración vino de las páginas de este mismo pasquín (Clinic, N del E), donde leí maravillado una vez una columna en la que Brodsky lanzaba un exocet nada menos que al dueño, Pablo Dittborn. Me pareció injusto y antojadizo, debo decirlo, pero era una muestra de independencia editorial que no he visto jamás en ninguna parte del mundo. Volví a impresionarme tiempo después al leer a Lemebel mofándose de las reuniones de pauta, etc, y todo esto sin mencionar la sección de cartas donde se publica de todo.
En fin, quise emular ese espíritu. Pero no esperaba ver los resultados en mi primera entrada, y es que el primer comentario que recibí comenzaba así: “sólo un personaje tan imbécil como Carrasco (…)” (yo soy Carrasco), y seguía: “como si no le bastara con ganarse toda la plata del estado para financiar sus asquerosos y nepóticos productos culturales tras los cuales sólo hay ego a destajo”. Wao. Era el usuario anónimo.
El usuario anónimo varía según el lugar. El mío es casi siempre un poeta o un lector de poesía, y escribe bastante bien, aunque para camuflar su identidad incurra en tontas faltas de ortografía y garabatos triviales. Son comunes las diatribas contra uno que otro escritor, y las intenciones de echar a correr rumores se notan demasiado, por lo que llegado el momento, empecé a hacer de censor y eliminé a los tendenciosos. Tiene que haber un filtro, de lo contrario más de un despistado tomará por cierta una estupidez. Hay gente que se asombra de la mala onda reinante, pero como dijo alguno de mis usuarios anónimos, se trata más bien de un deporte.
Al contrario que la prensa nacional, no pienso que los poetas sean especialmente peleadores; la superstición de la guerrilla literaria se apoya mejor en la manera en que nos insultamos, que en una verdadera insidia, aunque en ninguna parte faltan desatinados. Me ha tocado ver mayores niveles de agresividad en otros gremios, por ejemplo entre los profesores de ingeniería, los músicos, los futbolistas, y hasta los militantes de un mismo partido político.
La mayoría de los improperios que he recibido en Malasya (es el nombre de mi blog) mencionan la forma en que despilfarro el dinero del estado chileno, y hasta se me ha acusado de trabajar para el gobierno. Tamaña desinformación me hace creer que no es a mí a quien odian sino a su mala suerte, por eso les doy poca importancia. Tal vez me culpan de algo que sufrieron en la infancia, tal como seguramente yo culparé o habré culpado a otras personas por lo mismo. Terminé aprendiendo que es mejor permitir que se desahoguen.
Seguidamente, una selección de estos insultos. Ustedes la disfrutarán más que yo:
• “julio, eres un flaite y hay que pitearte. Si tuviera tiempo haría una campaña para los mediocres que maman las tetas de los gobiernos, pero no tengo tiempo. Mejor leo tu blog y sonrío pensando en cómo vas a borrar esto. ¿No lo vas a borrar? mejor, así varios más se ríen, amigos tuyos también, aunque no te lo digan”.
• “Sobalomos de los influyentes: eres la clase de animal patético que vive con el culo húmedo por si aparece un personajillo cultural que te pueda servir de algo. Ok, puedes pelar al senador que quieras, pero la señora que corta el queque en tal parte es tía del amigo tuyo que bla bla”.
• “JULIO, ERES UNA RATA PAYASA, CON POESÍA DECADENTE, LE CHUPAI EL PICO AL GOBIERNO, A LAGOS Y TE HACÍ EL LINDO CON LAS MINAS. SEGURO TODAS ESAS MINAS QUE TE ADULAN DEBEN SER IGUAL QUE TU, CUICAS AL PEO, USURPANDO DEL GOBIERNO”.
Me saco el sombrero con este usuario (no tan) anónimo:
• “Rubiecito, tenís menos matices que un agua perra, menos ambigüedad y lectura que un vaso de plástico. Saludos, guitarrero de parroquia tirao a poeta”.
Aquí el usuario anónimo responde a otro anónimo que me defendía de una acusación de lacho:
• “¿Han acosado a tu hermana o a tu mamá conchetumadre?, se nota que no tenis familia maricón culiao, imagínate si tienes algo de cerebro, al Julio encima de una mina intentando darle un beso y diciendo puras guevadas, ¿te parece bien? aunque las pobres sean rubias lindas. O que después cuando no lo pescan diga que son maracas culiás, conchetumadre, no sabes nada si defiendes a ese loco”.
Y a continuación:
• “Hola, conozco a Julio hace poco tiempo y quiero saber si eso que dices es cierto porque me invitó a su casa mañana en la noche para conversar de poesía. Soy una mujer comprometida”.
En relación a Los Muebles, un grupo musical que tengo con tres poetas más:
• “¡¡¡NO QUEREMOS MÁS CHANTAS EN CHILE!!! Es por estas razones es que Los Muebles me dan asco, son repugnantes y con voces afeminadas MATAN la música como dice un slogan publicitario”.
lunes, febrero 26, 2007
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