Mi profesora de piano, Georgina González, usaba mucho la terminación “aza, azo” para poner énfasis en los adjetivos. “Esa sonata es largaza mijito”, es la expresión que mejor recuerdo.
Espero que esté viva aún; cuando la dejé de ver, en 2001, debería tener unos 150 años. A pesar de lo anterior no faltaba nunca a clases. Se desplazaba moviendo muy rápido los pies.
Según mis compañeros lo más cómico que hacía era tararear “yam, yam, yam” mientras uno interpretaba sus tareas. En mi caso, lo que más me daba risa era cuando me retaba, no podía contenerme. Más se enojaba, más graciosa la encontraba. Una vez dio un manotazo contra el piano exclamando: ”¡pero no se ría mijito que me da más rabia!”. Hice una mueca para disimular la sonrisa y le respondí: "claro profe si esto es algo muy serio".
1 comentario:
Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.
Michael Levine
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