viernes, agosto 04, 2006

251. sexo ahora

Hace algunas semanas mientras terminaba de revisar algunas cosas en mi computador, un amigo exitoso y medianamente insensible trataba de convencer a una amiga suya de que se fuera a quedar a su casa. La tarea no parecía fácil: la noche anterior ella lo había divisado en compañía de una amiga de ambos. Mi amigo por su parte, no hacía mucho por mejorar sus posibilidades: le mandó un mensaje de texto que decía algo así como “sexo ahora”.

La chica le respondió con otro mensaje de texto donde le decía que no le parecía bien conformarse con las sobras sentimentales de mi amigo. Él no supo qué contestar y me pidió consejo.

“Aquí lo que sobra es el amor” le dicté sin despegar la vista de mi computador. Mi amigo tomó nota y envió el mensaje de texto.

- Amor (dijo pensativo), las huevás que me hacís escribir.

Recién al escribir este episodio me di cuenta del doble sentido que pudo tener la frase que le dicté: puede verse como que hay exceso de amor, o como que el amor está de más.

En cuanto a mi amigo, finalmente se salió con la suya.

miércoles, agosto 02, 2006

250. Una de las triquiñuelas de las inmobiliarias para evadir impuestos

Una amiga trabaja en una empresa inmobiliaria y constructora con oficina en Departamental, creo, o La Florida. Hacen edificios en Algarrobo y en Stgo. Una vez llegó un inspector municipal a pedir los documentos de una patente que debían tener. Mi amiga no supo qué decir, los papeles no existían. El inspector cursó una multa. Más tarde el gerente la reprendió por no haber dado los antecedentes de la constructora en lugar de los de la inmobiliaria al inspector. Es lo que siempre habían hecho.

martes, agosto 01, 2006

249. otra de messiaen

De todos los compositores del siglo XX, Messiaen fue el que dejó el surco más profundo sobre mi primera época de estudiante de música. Por dos años traté infructuosamente de componer como él. Consulté "Técnica de mi lenguaje musical", volumen donde se supone que explica su forma de hacer música. Hasta pedí sus partituras en la biblioteca de la facultad para averiguar qué había detrás. Transcribí sus líneas melódicas, diseccioné sus acordes y los ejecuté con parsimonia. ¿Y qué encontré? era Debussy: Messiaen era Debussy. ¿Quién soy yo entonces? me pregunté automáticamente. ¿Cuál de mis personalidades hizo la pregunta? es lo que digo hoy.

lunes, julio 31, 2006

248. Otro sobre los efectos de la música

De tanto escuchar a Messiaen se me olvida a veces que soy un ser humano. Con la radio a todo volumen, yendo de un lado a otro de mi departamento, pierdo la conciencia del “ser” shakespeariano. Es agradable. De pronto al pasar junto a las ventanas veo mi imagen reflejada y me maravillo al constatar que soy una persona tan real como aquellas con las que me esfuerzo en demostrar cortesía cuando me las tropiezo a diario en la calle. Eso también es agradable.

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