Enzo, un peluquero negro que trabaja en East Village estaba interesado en un tipo muy letrado y encantador. Después de un par de salidas el tipo lo invitó a su casa. Se besaron. Y, cosa extraña, le pidió que se pusiera un gorro de jugador de béisbol, luego se bajó los pantalones, y en palabras de Enzo:
- entonces me pidió algo repugnante
- ¿Qué te pidió, Enzo? Dinos qué te pidió
- no puedo decirlo
- No nos dejes así
- Bueno ya
Le pidió que le hiciera un fistfuck, esto es, que le metiera la mano en el culo. “Cómo pudo pensar una cosa así?” dice Enzo, “acaso no le dije de mil maneras que soy pasivo?”. Y se dio cuenta de que el rubio encantador tenía la fantasía de ser subyugado por un negro beisbolista. A continuación Enzo recogió sus cosas: “sorry tengo que juntarme con otra persona”.
sábado, agosto 11, 2007
jueves, agosto 09, 2007
451. Cómo rescatar a alguien de un ataque de pánico en 10 minutos
Sara trabaja como bartender en un bar nocturno de New York. Es un oficio apetecido aquí porque es rentable, relajado y te da cierto status. Termina a las 2 AM y luego se va a un after hour, para llegar finalmente borracha al depto que comparte con Miriam.
Son las 6 AM y las dos están despiertas, pero por razones diferentes. Sara ha golpeado la puerta de la pieza de Miriam llorando por un fuerte dolor en el pecho, está convencida de que sufre un infarto. Miriam reconoce al instante los síntomas de un ataque de pánico, pero tiene que estar en la universidad exactamente en una hora para rendir el examen más importante de su carrera. Por tanto debe actuar rápidamente.
1. Toma a Sara de la mano y la conduce a su pieza.
2. Prende una vela, prende incienso
3. Prepara un guatero caliente y se lo pone en los pies
4. Le pide que respire profundamente, le habla despacio
5. le hace reiki en el pecho
En 10 minutos Sara duerme como un oso. Una hora más tarde Miriam rinde su examen. Buena chica.
Son las 6 AM y las dos están despiertas, pero por razones diferentes. Sara ha golpeado la puerta de la pieza de Miriam llorando por un fuerte dolor en el pecho, está convencida de que sufre un infarto. Miriam reconoce al instante los síntomas de un ataque de pánico, pero tiene que estar en la universidad exactamente en una hora para rendir el examen más importante de su carrera. Por tanto debe actuar rápidamente.
1. Toma a Sara de la mano y la conduce a su pieza.
2. Prende una vela, prende incienso
3. Prepara un guatero caliente y se lo pone en los pies
4. Le pide que respire profundamente, le habla despacio
5. le hace reiki en el pecho
En 10 minutos Sara duerme como un oso. Una hora más tarde Miriam rinde su examen. Buena chica.
miércoles, agosto 08, 2007
450. otra historia de nueva york
Se conocieron en una fiesta. Al día siguiente él la invitó a un bar. Había un karaoke y los parroquianos daban alaridos, haciendo muy dificultosa la comunicación entre ambos. Él hablaba a gritos contándole una anécdota eterna. Ella trataba de hablar también pero a él no parecía importarle. Hasta que ella se cansó y le dijo que quería irse a casa. Él insistió mucho en que se fueran a un lugar más tranquilo. Terminaron en un ‘beer garden’ menos ruidoso, pero él seguía hablando sin parar y saltándose las preguntas de mi amiga como si le diera lo mismo todo lo que ella opinaba o preguntaba. Ella lo encaró con enfado:
- ¿Es mi acento latino lo que te hace ignorarme sistemáticamente, o es que tienes un ‘hearing condition’ (eres sordo o qué)?.
Entonces él, muy perturbado, le mostró un aparato que tenía en la oreja. Efectivamente padecía de un problema auditivo. Qué situación tan incómoda, la cita terminó en un fiasco.
- ¿Es mi acento latino lo que te hace ignorarme sistemáticamente, o es que tienes un ‘hearing condition’ (eres sordo o qué)?.
Entonces él, muy perturbado, le mostró un aparato que tenía en la oreja. Efectivamente padecía de un problema auditivo. Qué situación tan incómoda, la cita terminó en un fiasco.
lunes, agosto 06, 2007
449. historias de nueva york: Cómo ganar un millón de dólares
Recientemente pateado por su novia y cesante, a Eric no le faltaban razones para lamentarse. Se volvió irascible, perdió las ganas de vivir y simplemente se dispuso a esperar a que se terminara lo poco de dinero que le quedaba. Pasaba los días sentado en la vereda mirando el edificio de enfrente, que había sido abandonado igual que él. Terminó obsesionándose. En Nueva York los edificios abandonados son tomados por la municipalidad después de un tiempo, los remodelan y venden.
Eric, que tenía mucho tiempo libre, fue a conversar con los funcionarios municipales y supo que el inmueble no correría esa suerte en el mediano plazo. Su mente afiebrada lo llevó a introducirse en él saltando desde el techo del edificio contiguo. Quería conocerlo más. Bajó las escaleras cubiertas de una espesa capa de polvo, miró los departamentos, imaginó las vidas de sus antiguos moradores. Abajo descubrió un cerro de cartas sin abrir. Las leyó todas. Los destinatarios eran solo dos: Antonio y María Sandoval. El interés de Eric no hacía mas que crecer y crecer. Entonces reparó en un pequeño adorno colgado en la pared. Era un souvenir de Asturias, España. Revisó los sobres y vio que más de uno tenía remitentes en dicha ciudad.
Con una pequeña cámara digital grabó imágenes de algunos hip-hoperos fumando marihuana en la entrada, y de la colonia de roedores que se había establecido adentro. Pidió plata prestada el banco y compró dos pasajes para Asturias, uno para él y otro para Mario, el único de sus amigos cercanos que habla español.
Fueron directamente a la dirección de los remitentes de las cartas que había visto en el edificio. Así conoció a los cinco hermanos y herederos de María Sandoval, una anciana que había muerto un año atrás (era la propietaria). Les mostró las imágenes grabadas con la cámara digital y les ofreció 20 mil dólares a cada uno por el edificio. Estuvieron de acuerdo. Y compró en cien mil dólares un espléndido edificio que vale más de 1 millón de dólares, situado en pleno barrio Park Slope, donde vive la mayoría de los escritores neoyorkinos (jonatan franzen, paul auster, etc).
Restauró el edificio completamente, encontró novia, se casó, vive en el último piso con su mujer y arrienda los demás deptos. Ya pagó sus deudas y está podrido en plata.
Eric, que tenía mucho tiempo libre, fue a conversar con los funcionarios municipales y supo que el inmueble no correría esa suerte en el mediano plazo. Su mente afiebrada lo llevó a introducirse en él saltando desde el techo del edificio contiguo. Quería conocerlo más. Bajó las escaleras cubiertas de una espesa capa de polvo, miró los departamentos, imaginó las vidas de sus antiguos moradores. Abajo descubrió un cerro de cartas sin abrir. Las leyó todas. Los destinatarios eran solo dos: Antonio y María Sandoval. El interés de Eric no hacía mas que crecer y crecer. Entonces reparó en un pequeño adorno colgado en la pared. Era un souvenir de Asturias, España. Revisó los sobres y vio que más de uno tenía remitentes en dicha ciudad.
Con una pequeña cámara digital grabó imágenes de algunos hip-hoperos fumando marihuana en la entrada, y de la colonia de roedores que se había establecido adentro. Pidió plata prestada el banco y compró dos pasajes para Asturias, uno para él y otro para Mario, el único de sus amigos cercanos que habla español.
Fueron directamente a la dirección de los remitentes de las cartas que había visto en el edificio. Así conoció a los cinco hermanos y herederos de María Sandoval, una anciana que había muerto un año atrás (era la propietaria). Les mostró las imágenes grabadas con la cámara digital y les ofreció 20 mil dólares a cada uno por el edificio. Estuvieron de acuerdo. Y compró en cien mil dólares un espléndido edificio que vale más de 1 millón de dólares, situado en pleno barrio Park Slope, donde vive la mayoría de los escritores neoyorkinos (jonatan franzen, paul auster, etc).
Restauró el edificio completamente, encontró novia, se casó, vive en el último piso con su mujer y arrienda los demás deptos. Ya pagó sus deudas y está podrido en plata.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)