viernes, enero 27, 2006

139. Cómo morirán los poetas chilenos II

Martín Bakero: Desollará el cadáver de Jodoroski para hacerse un traje con su piel. Engañará a muchos leyendo el tarot y publicando libros de autoconocimiento, pero morirá en la cárcel, cuando se descubra todo.
Francisco Véjar: se golpeará la cabeza durante un viaje en micro. Al final del recorrido lo echarán abajo creyéndolo borracho. Su cadáver permanecerá dos años en la morgue sin que nadie lo reclame, y será usado en las clases de medicina de la Universidad de Chile. (Pancho hermano avisa si te mueres).
Armando Roa: se declarará Armanda en honor a un personaje de Hesse. Bajo su nueva identidad, conversará con la virgen y será canonizada por la iglesia algún tiempo más tarde.
Pablo Torche: de un infarto durante una sesión de autoerotismo. En su refrigerador encontrarán pedazos de carne humana envueltos en recortes de periódicos con noticias de la crónica roja. Y entonces sabremos lo que siempre sospechamos después de leerlo: Torche era un asesino en serie.
Cristóbal Bianchi: producto de la ingesta de una mayonesa en mal estado. Morirá en los brazos de su mamá.
Paula Ilabaca: electrocutada accidentalmente al manipular un vibrador.
Miguel Naranjo: se quemará frente a La Moneda exigiendo la libertad de un narcotraficante. • Héctor Figueroa: médicos forenses le practicarán una autopsia por equivocación. Quedarán pasados a pisco.
Malú Urriola: ella y Nadia Prado tendrán una muerte apacible, como amas de casa y concubinas del profeta de Peñalolén.
Nadia Prado: idem Malú.

Continuará...

jueves, enero 26, 2006

138. Cómo morirán los poetas chilenos

Kurt Folch: producto de una enfermedad venérea (pero mejor no te mueras nunca hermano).
Adán Méndez: bajo uno de los puentes del río Mapocho, disputándole un hueso de pollo a otros mendigos.
Alejandra del Río: tragada por una pitón (un símbolo fálico a la vez que una alusión al Principito).
Alejandro Zambra: un novelista le amarrará un embudo en la boca y lo obligará a ingerir una dosis letal de nescafé. Alejandro pedirá clemencia hasta el último momento, para gran deleite de su homicida. (Igual te vamos a defender compañero).
Javier Bello: por eutanasia usando nicotina en estado puro. Según me contó, un gramo basta para dar cuenta de un elefante.
Cristian Gómez: enamorado de su profesor de Jiu Ji Tsu, se quitará la vida y dejará un libro de amor inédito que será traducido a siete idiomas ese mismo año.
Carmen Berenguer: a una edad avanzada y pesando 450 kilos, hará zozobrar una embarcación en el sur de Chile. Se trasformará en cisne después de morir.
Gabriel Silva: aplastado por un camión, con las tripas repartidas por toda la calle durante una ola de calor. Habrá mal olor por una semana en la cuadra (lo siento Gabriel).
Santiago Barcaza: acuchillado por un marido celoso (la pura verdá nomás).
Germán Carrasco: de tétano, diez días después de intentar un harakiri (practica bien antes hermano).

Continuará...

martes, enero 24, 2006

137. Malayo murió pensando en la poesía

El año pasado me dio con meditar sobre el último pensamiento que tendría antes de morir. No llegué a ninguna conclusión en especial, más allá de hacerme a la idea de que pensar en la muerte ayuda a vivir. Entretanto me convencí de que la posibilidad de que mi último pensamiento estuviera relacionado con la poesía, sería útil para las personas ingenuas. Imaginé una de esas frases que decimos en la adolescencia: “Fulano murió pensando en la poesía”. Genial.

La otra vez andaba en el automóvil del Ratón Romero y le sugerí una maniobra que implicaba cierto riesgo. Fue el primer día de lecturas de un ciclo que organizó Francisca Werth en el Café Literario.

- nunca hago este tipo de cosas (me dijo el Ratón)
- ahora vas conmigo (repliqué)

Y reparando en que ocupaba el asiento del acompañante, usualmente el lugar del automóvil que saca la peor parte en un accidente, celebré un poema de Marianne Moore y añadí justo antes del viraje:

- es tu responsabilidad hermano, si muero en esta curva, recordar siempre que mi último pensamiento tuvo que ver con la poesía.

Apuesto 10 lucas a que Romero olvidó esta anécdota. La escribo para que los más ingenuos de entre ustedes la tengan en cuenta. Puedo ahora morir pensando en cualquier cosa, con la tranquilidad de saber que tendrán un argumento para pensar que pensaba en la poesía.

lunes, enero 23, 2006

136. No solamente tu culo para Los Muebles



Muchas gracias quien quiera que seas, y permítenos soñar que compartimos esa copa de vino y respiramos el humo de ese cigarrillo.

Y a ti que estás de visita, haz de Malasya tu patria cliqueando sobre lo que sigue:
Escribe “Los Muebles” sobre tu cuerpo, fotografíate y envía la imagen a julio@revistacasagrande.cl , y a cristobal@revistacasagrande.cl, y a sbarcaza@barco.cl. Si lo haces desde una cuenta de correo inventada (por ej: 1234@gmail.com) mantendrás tu anonimato: nadie sabrá que eres tú. Hazlo ahora.

domingo, enero 22, 2006

135. Bala perdida

(De El Libro de los tiburones, 1995)

de dónde sacas la sopa mamá
que me das todos los días
acaso la vas a buscar con un balde
a un gran embalse
dime si es verdad que existe ese mar
de sopa en algún recóndito lugar del mundo
acaso todas las mamás van a ese mar
con sus baldes para traer la sopa
con que alimentar a los niños
responde mamá
es por eso que la sopa no acabará nunca
es un mar peligroso donde ululan los fideos
gigantes y las papas son como icebergs
o es un lago de aguas quietas
o un plato inmenso lleno de sopa.