viernes, noviembre 23, 2007

513. Elecciones en la FECH antes de la UP

Los comunistas, los beatos (así le decían a los democratacristianos) y los fachos, que entonces se llamaban momios, siempre llegaban a algún arreglo para perjudicar al MIR en las elecciones universitarias. Como eran una minoría, los miristas sólo tenían derecho a llevar a un representante a vigilar las mesas de votaciones, al que no permitían acercarse lo suficiente. Cuando veían un voto a favor del MIR, los que contaban decían “¡nulo!” y mostraban el voto a la rápida, destruyéndolo antes que el delegado pudiera verlo.

Así perdieron varias elecciones. Hasta que se las ingeniaron para entrar un pequeño contingente a la FECH, camuflándose o aprovechando descuidos. De pronto los comunistas se percataron de que había personas en el recinto que evidentemente no eran estudiantes universitarios y se pusieron nerviosos. Había llegado gente del MIR de Pudahuel y La Victoria: crème de la crème de la conciencia de clase. Esa vez no se atrevieron a hacer cuchufletas y por fin, salió elegido el zorrilla en la FECH. Los comunistas estaban picadísimos y pasaron el mensaje de que los iban a emboscar a la salida. Mi padre mandó un mensajero (en aquellos años los celulares eran humanos), y su gente se estacionó en la puerta de la FECH. Cuando salieron, comunistas y miristas quedaron formados frente a frente en la calle, alcanzaban a ser uno o dos centenares por lado. Los del MIR coreaban consignas por la lucha armada; mientras los del PC gritaban fomedades como “viva el glorioso Partido Comunista de Chile” (pfffff). Iba a quedar la tendalada pero los socialistas mediaron y cada bando se retiró por su lado.

miércoles, noviembre 21, 2007

512. El Zorrilla

Había un compañero de estudios de mi padre en la universidad, al que le decían “el zorrilla”. Tenía verso, era un auténtico agitador político. Los miristas siempre llegaban en un pequeño grupo a las manifestaciones universitarias, se abrían paso a la fuerza entre la multitud y lanzaban al zorrilla al escenario. Allí tomaba el micrófono o hablaba a viva voz para arengar a las masas de estudiantes en nombre de la izquierda revolucionaria. Pero siempre les sacaban la chucha antes de que el Z terminara su discurso; estaban en inferioridad numérica. El orador era el que sacaba la peor parte, por razones obvias. Se podría decir que de alguna manera se lo merecía.

martes, noviembre 20, 2007

511. Detalles de la fabricación del azúcar

Un amigo que acaba de llegar de Canadá me contaba la otra vez su experiencia como obrero de una fábrica de azúcar que abastece varias cadenas internacionales de alimentos. El azúcar es transparente, para que adquiera el color blanco que conocemos se le añade un colorante llamado dióxido de titanio, tan tóxico que para manipularlo los operarios deben disfrazarse de astronautas. Viene en paquetes llenos de “warning”, “danger”, “poison”, adornados con pequeñas calaveras rojas. Las concentraciones usadas son demasiado bajas como para causar daños a la salud en el mediano plazo, le dijeron a mi amigo. Se necesitarían por lo menos unos 20 años de ingesta continuada para desarrollar un cáncer.

¿El azúcar rubia es más sana? Mi amigo dice que esa variedad resulta del teñido del azúcar blanca, lo que significa que después del dióxido de titanio se le añade un colorante caramelo.

También me contaba que el lugar de trabajo era súper caluroso, por lo que transpiraba copiosamente. Las gotas de sudor caían directo al azúcar, junto con la saliva proveniente de los estornudos. Incluso algunos operarios lanzaban escupos por divertirse. Si esto pasa en Canadá que es supuestamente un país con conciencia ecológica, qué quedará para el resto.

domingo, noviembre 18, 2007

509. el 11/9 de un amigo de mi viejo

Cada vez que le hacen una radiografía de tórax los médicos le dicen que salió mala, pero no es así. Es por las esquirlas de bala que tiene alojadas en el pulmón. El 11 de septiembre él y otros militantes de las Juventudes Socialistas fueron interceptados por un comando de Patria y Libertad a las 11 am, cuando se dirigían a un fundo tomado en Las Condes. ¡Bang! Le dieron con una calibre 22 antes de preguntar cualquier cosa ("por suerte era calibre 22" dicen los ex miristas al escuchar la historia). Para librar medianamente ilesos dijeron que eran estudiantes; los otros se asustaron porque empezó a escupir sangre. Llegó una ambulancia.