Hace poco se dieron a conocer los resultados del concurso “Mi Profe Estrella”, donde alumnos de básica postulaban a sus profesores escribiendo las razones que estimaban importantes para hacerlos acreedores del premio. La nominación realizada por el alumno de 5º año Carlos Fernandez fue la ganadora, realmente porque es genial y se nota que no recibió apoyo de un adulto. Carlos asegura que su profesor les enseña a prevenir las enfermedades de los huesos “con ejemplos vivos, analizando lo pesada que está mi mochila”. El profesor se llama Antonio Neira. El premio era un notebook para él y un iPod para su alumno.
Al recibir el premio de manos de la subsecretaria de educación, Antonio dijo que era parte de un gran equipo de trabajo, habló todo el tiempo de cómo se esforzaban sus colegas y de lo bueno que era su colegio.
Sin embargo al día siguiente los comentarios del artículo que anunciaba la noticia se llenaron de insultos. Como ejemplo reproduzco el único que encontré gracioso (haciendo abstracción de la envidia que destila):
“Antonio neira es un chanta que de seguro ofreció notas a los alumnos para que lo postularan en el concurso. Es un asco como profesor y de seguro va a llenar ese notebook de porno…”
Bah, dele pa’ delante nomás profesor, llene el notebook de lo que ud quiera y reciba un abrazo desde malasya.
jueves, noviembre 29, 2007
martes, noviembre 27, 2007
515. otra del Yoyi
La última temporada de carnavales fue la de 1990, después se suspendieron por la situación económica. Por esos días solíamos pasar la noche en el malecón gritando y bailando. Volvíamos al paradero de la 116 (nuestra micro) tipo 6:30 AM, a esa hora era usual ver a los viejitos que repartían el periódico con su carga en el hombro. Cuando veía uno de ellos, el Yoyi se ponía detrás sigilosamente y esperaba a que el señor bajara de la vereda y caminara por el borde de la calle. Llegada la ocasión, gritaba justo detrás y con fuerza sobrehumana: ¡¡¡Cuidadoooooo!!!
Pueden imaginar el resto: el viejito saltaba a la vereda como un gato y soltaba todos los diarios, que se desparramaban en la calle. Hay que decirlo con todas sus letras: el Yoyi era un hijo de puta. Ahora vive en Italia, no creo que haya cambiado mucho.
Pueden imaginar el resto: el viejito saltaba a la vereda como un gato y soltaba todos los diarios, que se desparramaban en la calle. Hay que decirlo con todas sus letras: el Yoyi era un hijo de puta. Ahora vive en Italia, no creo que haya cambiado mucho.
domingo, noviembre 25, 2007
514. una que el yoyi no supo nunca
El de la foto es mi hermano el Yoyi, antes que se quedara calvo y se volviera fisiculturista. Una vez haciéndose pasar por él, el Vladi llamó desde mi casa a una chica que lo ubicaba y que le gustaba harto (al Yoyi). Al poco rato de conversación le dijo que la encontraba bonita. La chica aceptó el piropo y siguieron conversando, pero el Vladi la interrumpió diciendo: “lo que pasa es que me gustan tus senos”. Ella se descolocó, y trató de seguir con el tema anterior, pero el Vladi insistió: “es que a mí me gustaría besarte los senos”. La interpelada empezó a reír nerviosamente. El Vladi retomó la charla pero no por mucho tiempo; rápidamente volvió al ataque con más audacia (total, estaba usurpando la personalidad del Yoyi): “qué trasero tan rico tienes”, y así, no paró hasta llegar a: “quiero hacer el amor contigo mañana”. Lo más increíble es que la chica, entre una cosa y otra, accedió a que se juntaran al día siguiente cerca de un motel, pero “sólo para conversar”. El Yoyi nunca lo supo. Y el Vladi no acudió a la cita porque no conocía a la susodicha. Más tarde el Yoyi se la topó pero no le hizo mucho caso porque como decía al comienzo, no tenía mucha confianza con ella. Nosotros sí la conocimos, pero esa es otra historia.
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