otra cosa que descubrí es que la gente se ponía de mal humor cuando les ofrecía ataúdes para sus fiestas de halloween. Con justa razón, pienso yo, importar esa fiesta gringa fue una señal de que estábamos cerca del colmo de la decadencia. Me da vergüenza mencionarlo.
Pero, cosas de la vida, la necesidad me puso en esa posición, y como estaba desesperado por no tener con qué pagar los sueldos y las facturas pendientes de la empresa, traté de vender ataúdes a las discoteques, promoviendo de esa manera la odiosa importación del halloween.
viernes, febrero 23, 2007
miércoles, febrero 21, 2007
360. continuación del anterior
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Hay una funeraria que se llama "Carrasco Hnos" y que al parecer despierta mucha antipatía entre los otros colegas, porque a veces me confundían con ellos por mi apellido y me cortaban el teléfono antes de que pudiera articular palabra:
- Sí, ¿de parte de quién?
- de julio carr...
- (clic) tuuuuuuuu
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