Resumo la situación de la Plaza Las Lilas a los lectores que viven fuera de Chile:
Cristián Labbé, ex oficial de la CNI (policía secreta de Pinochet) y ahora alcalde de Providencia, dio permiso al grupo PENTA para demoler la manzana del cine Las Lilas y construir dos torres y un centro comercial en su lugar. El grupo PENTA es propiedad de “Choclo Délano”, financista de las campañas políticas de Joaquín Lavín y del propio Labbé. PENTA compró la manzana y como propietario puede hacer lo que quiera con ella. Es legal: la media novedad; cuándo (pregunto) ha sido ilegal el dinero.
Había decidido defender la plaza semanas atrás y llegó el momento en que no pude contenerme. El domingo en la noche me junté con Cristian Tello y Rodrigo Cociña, abogado uno y dirigente el otro, de la agrupación vecinal “Defendamos Plaza Las Lilas”.
Rodrigo es hermano de Carlos Cociña, poeta, amigo y a su vez padre de Matías Cociña, poeta, editor de Ediciones del Temple y también amigo.
Propuse a Rodrigo:
1. Conseguir cien cartas firmadas por niños del barrio solicitando al alcalde y al grupo PENTA desistir de sus intenciones. Vamos a mandar fotocopias de las cartas a todos los diarios. Opino que es mejor quedarse con las originales para exponerlas en el mismo barrio. Será un golpe comunicacional.
2. Organizar algunos recitales de poesía en la plaza. Servirá para entretenerse y reunir a los amigos.
3. Nuestra última alternativa: Conseguir una machi que maldiga cualquier cosa que se construya sobre las ruinas de la manzana del cine. De esta manera, si PENTA consigue construir sus torres (altamente probable), habremos incorporado al folclore del barrio la noción de que cualquier desventura de los nuevos habitantes está relacionada con la maldición de la machi. Esto podría mermar la comercialización de los departamentos.
Se han cometido peores crímenes contra el sentido común en muchas partes de la capital. La ventaja de la Plaza Las Lilas es que cuenta con un grupo vecinal medianamente organizado. A propósito, ¿se han fijado en lo que pasó en Loreto con Bellavista? Qué pena.
Con Labbé somos viejos conocidos
Mis partners de Casagrande y yo, sumados a otros amigos (Barcaza, Aspilcueta y un largo etcétera), cambiamos el nombre a la calle 11 de Septiembre en dos ocasiones (2002 y 2003). Pusimos calcomanías negras con diferentes motivos sobre todos los carteles de la calle. Demoramos apenas 2 minutos (había duplas asignadas a cada esquina), y después nos tomamos unas piscolas en el Bar Central.
martes, julio 26, 2005
domingo, julio 24, 2005
Malasya, un país libre
Juro por mi teclado que sólo eliminé un comentario que hice yo mismo para convertirlo en un posteo. Pueden escribir los comentarios que quieran, Malasya es un país libre. Para probarlo puedo usar en mi favor los argumentos usados en mi contra por mi archienemigo, el tristemente célebre usuario anónimo. Si le respondí fue por temor de que su opinión sobre la relación entre Casagrande y el estado chileno fuera compartida por más personas; pero no borré sus comentarios.
En esa ocasión, llevado por el entusiasmo omití que el estado chileno a través de la DIRAC, nos pagó los pasajes para ir a Dubrovnik y Guernica, lo que representa el 15% de ambas iniciativas. Más doloroso fue leer el comentario en que denostaba mi poncho, porque (hablando ahora por todos los ponchos) es una prenda de vestir que muy pronto va a recuperar su sitio en los closets chilenos. Lo juro.
En esa ocasión, llevado por el entusiasmo omití que el estado chileno a través de la DIRAC, nos pagó los pasajes para ir a Dubrovnik y Guernica, lo que representa el 15% de ambas iniciativas. Más doloroso fue leer el comentario en que denostaba mi poncho, porque (hablando ahora por todos los ponchos) es una prenda de vestir que muy pronto va a recuperar su sitio en los closets chilenos. Lo juro.
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