Este año han muerto dos poetas chilenos. ¿Quién sigue?
Mira la saga:
5. Cómo morirán los poetas chilenos V
4. Cómo morirán los poetas chilenos IV
3. Cómo morirán los poetas chilenos III
2. Cómo morirán los poetas chilenos II
1. Cómo morirán los poetas chilenos I
Faltan varios por matar.
sábado, noviembre 04, 2006
jueves, noviembre 02, 2006
294. Drama y suspenso
(12 de agosto de 2002, mail enviado desde Croacia mientras tratábamos de lanzar poemas sobre Dubrovnik)
Asunto: (sin asunto)
De: julio@revistacasagrande.cl
Fecha: Lun, 12 de Agosto de 2002, 6:21 am
Para: ......
Prioridad: Normal
Domingo 11 de agosto. Dimos con un restaurant llamado "Mea Culpa" donde es posible comer hasta el hartazgo por 25 kunas. Tiene unos quitasoles muy prácticos, que ahora me permiten redactar un borrador de mail sin mojar mi cuaderno: llueve. La lluvia es un fenómeno completamente inusual en esta época, los croatas miran el cielo extrañados. También yo he mirado el cielo en estos días.
(Pausa: la garzona me entrega un plato. He pedido una Big Salate, modalidad auto servicio. Me dirijo a una mesa donde están las ensaladas; choclo, lechuga, pepino, betarraga, porotos, etc. Tomo un poco de cada cosa hasta hacer rebosar mi plato. Distribuyo armónicamente los vegetales según sus colores, pero me canso muy pronto; al final es el desorden).
El lugar está lleno, por lo que he debido compartir mesa con 2 señoras. Ha llegado JJ, hola JJ siéntate aquí. ¿Qué escribes? un mail. ¿Esa es tu letra? así es. No la entiendo. Yo sí. Las señoras han pedido pizza. JJ también.
Qué decir hermanos, el viernes 9 de agosto hubo una tormenta espectacular a la misma hora fijada para el lanzamiento de poemas; rayos y centellas; vuelo suspendido. Más tarde había una fiesta programada para nosotros. Los organizadores del festival nos propusieron unirla a la fiesta de una compañía de teatro para mayor comodidad. La fiesta fue así: unos 20 y tantos señores de entre 40 y 60 años (la compañía), nosotros tres, y las promotoras de Karlovasko (marca de cerveza - sponsor del proyecto). Gran fiasco; habían planificado una fiesta para los teatreros y al parecer no tenían cerveza. Nosotros sí, entonces decidieron abaratar costos. Ni siquiera hubo música. Nos fuimos.
El sábado 10 de agosto era la noche de San Lovro (San Lorenzo). Las noches de San Lorenzo son especialmente despejadas, al punto que se pueden ver muchas estrellas fugaces. Según la tradición local cada estrella fugaz es una lágrima de San Lovro. Dijimos: esta noche San Lovro llorará poemas. Para asegurarnos prendimos velas a San Blas, patrono de la ciudad. Pero San Lovro no lloró esa noche.
Se pronosticaba una tormenta peor que la del viernes, y algunas de las minas del festival nos lo hacían ver:
- están demasiado optimistas, esta noche será todavía peor.
Yo les respondía muy serio:
- seremos un relámpago más de esa tormenta de la que hablan.
No fuimos un relámpago más. Quisimos adelantarnos a la tormenta y comenzamos antes de lo previsto. A las 21:00 la avioneta se movía de un lado para otro. De vez en cuando salían puñados de marcalibros que iban a dar 6 cuadras más abajo de lo que nosotros hubiéramos querido.
Cubierta de joyas y acompañada de un séquito de invitados, la alcaldesa observaba el show desde la calle principal (Stradúm). A su lado estaba Master Vargas (director ARTV), sin saber qué responderle. Nos tomábamos la cabeza gritando nooooooo ahí noooo, más al sur más al suuuur.
Ahora la situación es ésta: 2 intentos fallidos. En la calle nos preguntan: “¿y?” Nos reímos. El piloto se comprometió a idear un sistema artesanal de bombardeo de poemas.
Empecé este e-mail ayer domingo; ya es lunes y escribo apurado. Nuestras relaciones con la gente del festival se han vuelto tirantes. Sabremos a las 5:PM hora de Croacia si tenemos lanzamiento hoy o se posterga nuevamente para mañana.
Asunto: (sin asunto)
De: julio@revistacasagrande.cl
Fecha: Lun, 12 de Agosto de 2002, 6:21 am
Para: ......
Prioridad: Normal
Domingo 11 de agosto. Dimos con un restaurant llamado "Mea Culpa" donde es posible comer hasta el hartazgo por 25 kunas. Tiene unos quitasoles muy prácticos, que ahora me permiten redactar un borrador de mail sin mojar mi cuaderno: llueve. La lluvia es un fenómeno completamente inusual en esta época, los croatas miran el cielo extrañados. También yo he mirado el cielo en estos días.
(Pausa: la garzona me entrega un plato. He pedido una Big Salate, modalidad auto servicio. Me dirijo a una mesa donde están las ensaladas; choclo, lechuga, pepino, betarraga, porotos, etc. Tomo un poco de cada cosa hasta hacer rebosar mi plato. Distribuyo armónicamente los vegetales según sus colores, pero me canso muy pronto; al final es el desorden).
El lugar está lleno, por lo que he debido compartir mesa con 2 señoras. Ha llegado JJ, hola JJ siéntate aquí. ¿Qué escribes? un mail. ¿Esa es tu letra? así es. No la entiendo. Yo sí. Las señoras han pedido pizza. JJ también.
Qué decir hermanos, el viernes 9 de agosto hubo una tormenta espectacular a la misma hora fijada para el lanzamiento de poemas; rayos y centellas; vuelo suspendido. Más tarde había una fiesta programada para nosotros. Los organizadores del festival nos propusieron unirla a la fiesta de una compañía de teatro para mayor comodidad. La fiesta fue así: unos 20 y tantos señores de entre 40 y 60 años (la compañía), nosotros tres, y las promotoras de Karlovasko (marca de cerveza - sponsor del proyecto). Gran fiasco; habían planificado una fiesta para los teatreros y al parecer no tenían cerveza. Nosotros sí, entonces decidieron abaratar costos. Ni siquiera hubo música. Nos fuimos.
El sábado 10 de agosto era la noche de San Lovro (San Lorenzo). Las noches de San Lorenzo son especialmente despejadas, al punto que se pueden ver muchas estrellas fugaces. Según la tradición local cada estrella fugaz es una lágrima de San Lovro. Dijimos: esta noche San Lovro llorará poemas. Para asegurarnos prendimos velas a San Blas, patrono de la ciudad. Pero San Lovro no lloró esa noche.
Se pronosticaba una tormenta peor que la del viernes, y algunas de las minas del festival nos lo hacían ver:
- están demasiado optimistas, esta noche será todavía peor.
Yo les respondía muy serio:
- seremos un relámpago más de esa tormenta de la que hablan.
No fuimos un relámpago más. Quisimos adelantarnos a la tormenta y comenzamos antes de lo previsto. A las 21:00 la avioneta se movía de un lado para otro. De vez en cuando salían puñados de marcalibros que iban a dar 6 cuadras más abajo de lo que nosotros hubiéramos querido.
Cubierta de joyas y acompañada de un séquito de invitados, la alcaldesa observaba el show desde la calle principal (Stradúm). A su lado estaba Master Vargas (director ARTV), sin saber qué responderle. Nos tomábamos la cabeza gritando nooooooo ahí noooo, más al sur más al suuuur.
Ahora la situación es ésta: 2 intentos fallidos. En la calle nos preguntan: “¿y?” Nos reímos. El piloto se comprometió a idear un sistema artesanal de bombardeo de poemas.
Empecé este e-mail ayer domingo; ya es lunes y escribo apurado. Nuestras relaciones con la gente del festival se han vuelto tirantes. Sabremos a las 5:PM hora de Croacia si tenemos lanzamiento hoy o se posterga nuevamente para mañana.
domingo, octubre 29, 2006
293. Púgil VIII: Salvado por el vladi
Volvíamos de Marianao, no recuerdo qué habíamos estado haciendo aparte de emborracharnos. Cuando la micro pasó por Tropicana (un cabaret famoso) subió una pequeña tropa de adolescentes casi tan ebrios como nosotros. Yo iba en el primer asiento del lado del pasillo a la derecha. Empezaron a jugar a pegarme en la nuca. La primera vez que lo hicieron me volví loco de ira pero no acusé recibo. La segunda vez me levanté y sin mirar ni preguntar tomé del cuello a los dos que estaban más cerca. Armaron una gran algarabía para alertar a sus compañeros. Por mi parte preferí no despertar al Vladi, que dormía en el asiento de atrás. Me iban a sacar la chucha con o sin su ayuda así que estimé que era mejor ahorrárselo.
Era una micro larga tipo acordeón, iba llena. Me trencé a golpes con mi sospechoso, ignorando los empujones y patadas de los demás para no legitimar la desigualdad numérica en que me hallaba. Era un escurridizo, se me venía encima y casi al mismo tiempo retrocedía. Yo le di la dura a ese sujeto pero muy pronto los demás cerraron un cerco detrás de mí. Empezaban a darme golpes por todos lados, me daba vueltas despacio para no demostrar desesperación. Y entonces choqué con la espalda del Vladi que había saltado al medio del círculo. Muchas gracias hermano.
Se intimidaron porque el Vladi participaba de los empujones sin sacarse la mano derecha del bolsillo. Creyeron que estaba armado. Justo en ese momento el chofer abrió las puertas del medio y bajamos a toda prisa. Nos armamos con piedras, ellos dudaron parece, con la misma velocidad se cerraron las puertas y la micro partió.
Nos quedamos en la calle gritándoles “¡bájense de la micro, %&*^!”, sobre todo al ver que la micro no se iba a detener. Luego, eufóricos, caminamos hasta el Coppelia, que queda a dos cuadras de allí, a ver si nos topábamos con el grupo. El valor momentáneo que te da el alcohol se evapora cuando llega el momento crucial, lo sé x experiencia. Por suerte no hubo más momentos cruciales esa noche.
La saga:
Era una micro larga tipo acordeón, iba llena. Me trencé a golpes con mi sospechoso, ignorando los empujones y patadas de los demás para no legitimar la desigualdad numérica en que me hallaba. Era un escurridizo, se me venía encima y casi al mismo tiempo retrocedía. Yo le di la dura a ese sujeto pero muy pronto los demás cerraron un cerco detrás de mí. Empezaban a darme golpes por todos lados, me daba vueltas despacio para no demostrar desesperación. Y entonces choqué con la espalda del Vladi que había saltado al medio del círculo. Muchas gracias hermano.
Se intimidaron porque el Vladi participaba de los empujones sin sacarse la mano derecha del bolsillo. Creyeron que estaba armado. Justo en ese momento el chofer abrió las puertas del medio y bajamos a toda prisa. Nos armamos con piedras, ellos dudaron parece, con la misma velocidad se cerraron las puertas y la micro partió.
Nos quedamos en la calle gritándoles “¡bájense de la micro, %&*^!”, sobre todo al ver que la micro no se iba a detener. Luego, eufóricos, caminamos hasta el Coppelia, que queda a dos cuadras de allí, a ver si nos topábamos con el grupo. El valor momentáneo que te da el alcohol se evapora cuando llega el momento crucial, lo sé x experiencia. Por suerte no hubo más momentos cruciales esa noche.
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