viernes, mayo 02, 2008

626. y otra historia de hospital

Llegué al consultorio de mi zona en Cuba, presa del peor ataque de asma que he sufrido en mi vida. Me llevaban mis amigos en la parrilla de una bicicleta; por momentos creí que iba a seguir de largo hasta el inframundo. Cuando traspasé la puerta de urgencia pidiendo un inhalador por señas, el enfermero de guardia exigió que llenara un formulario antes. Con el poco aliento que tenía le saqué la madre y llené el formulario con jeroglíficos. Luego el tipo me puso una inyección de salbutamol avisándome que se alegraba de que me iba a doler. Pero yo miraba como entraba y salía la sangre de la jeringa con una tranquilidad total. Me mejoré al instante, y con el alivio se me pasó el enojo. Había tomado varios litros de cerveza.

OJO: las inyecciones de asma van directo a la vena. Primero sacan un poco de sangre, que se mezcla con el salbutamol, y luego vuelven a presionar la jeringa y entra todo al torrente sanguíneo.

jueves, mayo 01, 2008

625. rey de la literatura chatarra

Le volé la raja a Pampita, Ronaldo, y la chica que se empiluchó en el camarín de Colo Colo. Por un día, claro está; en LUN la rueda de la fortuna gira más rápido. Hay que decir además que me ayudó la fotografía que pusieron: yo también habría cliqueado.

miércoles, abril 30, 2008

624. otra historia de hospital

Creo que fue en 1998. Fui conducido a la posta central por la policía chilena un viernes a las 3 AM acompañando a dos cumas (delincuentes chilenos) a los que había golpeado dentro de una cuca (automóvil de la policía chilena), porque habían tratado de asaltarme. Los pacos (policías chilenos) me habían dado una golpiza previamente, pero ahora podían decir que los cumas eran quienes me habían magullado. La enfermera se ocupó de los cumas porque estaban sangrando. Le pedí que me hiciera una constatación de daños, explicándole si bien no tenía marcas en la cara, los pacos me habían dado como caja. Me contestó que dejara de molestar. Qué rabia. Cerré los ojos para sentir mejor el odio que sentía hacia el género humano.

lunes, abril 28, 2008

623. tres historias de hospitales

Hace dos o tres años un amigo llegó al Hospital Salvador con un ojo casi saliéndosele de la órbita por un ataque de alergia. Le pidieron que pagara 12 mil pesos por atenderlo, él tenía 10.500, y pidió dejar esa cantidad más un reloj y sus documentos en prenda. Le contestaron que no. Por suerte otro amigo que vive cerca llegó con los mil quinientos pesos que faltaban a los 15 minutos. Y eso que es un hospital público.

Una vez otro amigo llegó a la clínica INDISA con la pierna fracturada. Se demoraron tanto en atenderlo que cuando le tocó el turno ya era de noche. Le exigieron dinero; y como a esa hora estaba cerrado el cajero automático de la clínica (cosa que le impedía sacar la suma requerida), le pidieron que se retirara con la pata colgando hasta el día siguiente.

Yo también tengo historias. Hace cuatro años acompañé a mi madre a la clínica Santa María. Pregunté cuánto valía la consulta de urgencia, me dijeron que 32 lucas. Después de atenderla cobraron 260 lucas porque habían tenido que suturarla.