viernes, junio 27, 2008

671. silvio rodríguez, iron maiden, y armas blancas que no se usaron

Decía que era la noche de año nuevo de 1989, aproximadamente 23:00 hrs. Al pasar junto a un grupo de aborígenes estacionados cerca del paradero de la micro, me gritaron “Silvio Rodriguez”, porque llevaba una guitarra. Nos acompañaban varias mujeres, por lo que mi respuesta tenía que ser cautelosa para no ofenderlos demasiado y a la vez, demostrar un mínimo de firmeza que bajara su entusiasmo. Hice lo que pude. Ellos se alteraron y casi queda la grande, un caudillo se adelantó y yo me saqué la polera (wao), porque tenía un estampado de Iron Maiden que no quería estropear.

Pero nos estaban probando parece, y la indecisión de su caudillo los hizo vacilar. Eran como los perros que ladran cuando están tras una reja. En eso llegó nuestra micro (de esas tipo acordeón) y subimos, cosa que deben haber interpretado como un intento de fuga, pues dos de ellos nos siguieron: el caudillo y otro más. Estaba vacía en ese momento por tratarse de la primera parada; nos ubicamos en el fondo. Cuando los vi subir me puse en la mitad, bloqueando el pasillo con una mano en cada baranda, muy envalentonado por la anulación de su superioridad numérica. Se acercaban directamente a mí; cuando ya creía que íbamos a trabar combate, se agacharon y pasaron por debajo de uno de mis brazos. Extrañísimo.

Después se llenó el vehículo y me llegó el recado de que estaban armados. Mi hermano el Vladi tenía uno de esos pinchos que usan los negros para peinarse allá, pero se le perdió en ese momento. Cruzamos algunas amenazas, se bajaron varias cuadras más tarde.

En la fiesta se nos olvidó todo. El novio de una de las dueñas de casa se había quedado dormido, pero el Yoyi aseguraba poder comunicarse con él, decía que le había pedido que le cortara el pelo. Le llenaron la cabeza de salsa de tomates al pobre. Mi hermano el Sapo hizo una escena de cólera, clavó un cuchillo sobre la mesa y se cortó la mano. Luego le pidió a la novia del dormilón con salsa de tomates que lo acompañara a la clínica y pincharon.

La abuela de la dueña de casa preguntó dónde estaba su leche, provocando un estallido de risa, porque el malo del Yoyi se la había tomado. La dueña de casa se llama Sol, y Yamil, su novio, fue a reprendernos cuando nos íbamos. Pinestóteles (en realidad se llama Pinet, es su apellido), que tocaba una flauta azteca, recibió una reprimenda y nos recagamos de la risa. Yamil trató de llorar para parecer más enojado de lo que estaba pero no le resultó muy bien y provocó más carcajadas.

Lo último que supe de Sol y su hermana... ¿será posible que haya olvidado su nombre?, Magalys creo que es, es que se hicieron cristianas. En 1993 ya se habían separado del grupo, tenían amigos nuevos en la iglesia a la que asistían.

P.D: se llama Odalis, me lo recordaron hace poco.

La saga:

jueves, junio 26, 2008

670. sexo con turistas, red de tráfico de cocaína, brujería

Año nuevo de 1989. Veníamos desde el barrio La Víbora, y nos dirigíamos a la casa de una amiga que vivía al lado de la Ciudad Deportiva. La Vibora no era un buen barrio en aquella época, no sé cuánto habrá cambiado ahora. En 2006 volví al lugar con mis compañeros y no encontramos a nadie, salvo una vieja amiga que al vernos dejó caer una fuente de plástico al suelo y se llevó las manos a la frente exclamando “¡resucitaron los muertos!”. Cuando la dejé de ver se las daba de jinetera (cubanas que se acuestan con extranjeros por dólares o para tratar de sacarles plata o para que se casen con ellas y se las lleven); en la última conversación que tuvimos contaba que había quedado adolorida luego de un encuentro sexual con un turista europeo súper dotado. Ahora tenía una niñita de unos cinco años. Nos contó que otra amiga estaba en problemas porque se casó con un tipo que formaba parte de una red de babalaos (son unos brujos cubanos) especializada en el tráfico de cocaína. Ahora estaban todos presos. De los demás se sabía poco, habíanse repartido por Miami y otros países. Qué pena.

Me fui por una rama, sigo mañana esta historia.

miércoles, junio 25, 2008

669. nosotros vamos a morir en Pudahuel



En la ruta que conduce a Samarcanda:
Un sol inmenso
Una plaga de mariposas
Rosadas y azules

Mujeres a medio vestir ofreciendo su cuerpo en bandejas blancas:
Mil distintas cada noche
En las largas
Largas playas de Singapur

Y nosotros
Vamos a morir en Pudahuel

Madagascar:
Donde los bosques vírgenes
Los árboles tocando el cielo
Ríos de aguardiente y castillos luminosos
Bajo nubes de opio

Pero nosotros
Vamos a morir en Pudahuel

Vamos a quebrarte las rodillas para hacerte otras preguntas
La vida en un suspiro no importa donde fijes tu morada
Vamos a torcer las avenidas hasta verte descubierto

de improviso.


EL Libro de los tiburones (Editorial Cachiyuyo, 1995)

martes, junio 24, 2008

668. la historia de mi refrigerador

Mi familia lo compró en 1993, es phillips. Me lo he llevado a vivir conmigo a tres lugares:

  • Guayaquil 34, depto 4B, stgo centro
  • Román Díaz 26, depto 122
  • y mi dirección actual

Ha guardado sobre todo mantequilla y verduras. Y en la parte de arriba (congelador): litros y litros de helado y cardúmenes de peces, además de algunas jaibas y aves. La persona que se lo llevó (la semana antes pasada, o la anterior, no recuerdo bien) podrá seguir escribiendo su historia.