Quiero contribuir al espíritu de la temporada playera que comienza, entregando una breve lista de sugerencias musicales para el verano. La primera que me viene a la mente es "Elephant woman", canción que encabeza el disco
Misery is a butterfly, de la agrupación neoyorkina
Blonde Redhead. Pienso en ella porque está en el mismo tono en que suena mi tetera cuando se calienta; por eso no me di cuenta de que el agua estaba hirviendo la última vez que me preparé un té. Es una canción triste y, según la creencia general la tristeza es fría. De ser cierto, sería un buen argumento para escucharla en estos meses calurosos. Yo creo, en todo caso, que es caliente.
“Un beso y una flor”, de
Nino Bravo, es un tema que brillará en todas las estaciones. La letra me recuerda mi vida y la de los poetas errantes del siglo doce, que inventaron el amor como se concibe en Occidente. Un mensaje para los guitarreros de la playa: si no sienten algo muy profundo con el verso “me voy pero te juro que mañana volveré”, no lo canten. En caso contrario, háganlo mirando el horizonte.
Para seguir con la guitarra, “Detén el invierno”, de
Nutria, es la mejor canción que ha grabado un chileno en mucho tiempo. Escucharla en verano es confirmar su letra, por lo que la recomiendo también.
Asistí a un recital de bandas de rock la semana pasada y vi actuar a
Wipala y
The Ganjas, entre otros. A pesar de que en últimamente he evolucionado hacia la música electrónica y las baladas románticas, con ese concierto descubrí que algo queda en mí del trasher que fui hace quince años. Me parecieron buenos grupos para el verano, pero hay que escucharlos de noche o haciendo surf, y por ningún motivo en la radio del auto, para reducir el peligro de accidentes. Por otro lado, siempre he sido consciente de mi sintonía con la ideología punk, y lo confirmé en el festival de documentales In- Edit. Allí vi un documental de
Joy Division y sentí el vértigo de su hit más popular, “Love hill tear us apart”. Quien no vibre con esa canción debería echarse bronceador en el cerebro.
Cambiando de género, “El pueblo unido jamás será vencido”, de
Quilapayún, va muy bien con los tiempos que corren, llenos de jóvenes ansiosos por gritar con el puño en alto aunque, a diferencia de los barbones de la UP, sin programa político. Si los adolescentes que hace poco dejaron la tendalada en Grecia hubieran tenida esa canción en su iPod, habrían logrado estatizar hasta la Coca Cola.
Por último, a quienes quieran ponerle un toque de sadismo a sus vacaciones les recomiendo “Qué rico es hacer sufrir”, de una banda muy interesante llamada
Los Muebles. Su letra dice que la crueldad puede ser tan sexi como un bikini. Acaba de salir del horno y, si la providencia lo permite, sonará fuerte en las mejores radioemisoras del país. Mientras tanto, puede escucharse en www.myspace.com/somoslosmuebles.