viernes, junio 16, 2006

227. Órbita, expulsión o aniquilamiento

Se piensa que los cometas provienen de una región llamada Nube de Oort, compuesta por residuos de la formación del sistema solar. La distancia a que se encuentra del Sol sería lo suficientemente grande como para no atraerlos masivamente, pero no tanto como para dejarlos escapar al exterior.

Pequeñísimas variaciones en su lento movimiento cada cien o doscientos mil años, debidas a algún empujón provocado por la cercanía temporal de una estrella vecina, parecen hacerlos caer bajo la hegemonía solar. Entonces inician un largo viaje.

La mayoría de los que cruzan nuestro sistema lo hace por primera vez, para perderse siguiendo una ruta parabólica hacia cualquier parte, como si fueran lanzados por una boleadora. En otras ocasiones la gravitación de los planetas los hace modificar su trayectoria y son capturados por el Sol, situación que los deja obligados a girar en torno suyo con unas órbitas tan excéntricas que demoran siglos en dar una vuelta completa.

Una vez sometido a la radiación solar, el hielo de su superficie se evapora dejando una larga estela de gases parecida a una peluca: es cuando los astrónomos dicen que el cometa se "enciende". Esta cola brilla en parte por la iluminación del Sol y en parte con luz propia por el efecto de los gases que la componen. Se les atribuye además el transporte del agua y de algunos de los elementos orgánicos indispensables para el origen de la vida, que dejarían en los planetas al deshacerse contra ellos.

La costumbre nos hace tratarlos como objetos pero, hay que precisarlo, son más bien un estado, e hilando más fino, un estado muy parecido al enamoramiento. Mientras no cedan al influjo de una estrella cercana que los haga despeñarse, no serán más que escombros, piedras suspendidas en el aire. Una vez que emprenden su carrera, brillan más cuanto más se acercan a lo que los condena.

Entonces quedan atrapados describiendo órbitas elípticas por tiempo indefinido, o bien son aniquilados por un choque frontal con algo que los supera en masa, o bien salen despedidos describiendo una inmensa parábola que acabará dejándolos en el estado anterior, en mitad de la nada, a la espera del paso casual de una nueva estrella.

Los amantes tampoco existen mientras flotan a la deriva, esto es, llevando una existencia ordinaria. Sólo se encienden, al igual que los cometas, durante el viaje.

Y un momento especial sobreviene cuando la piedra está a punto de caer en la órbita que la hará trasformarse, o cuando una persona común toma conciencia de que un paso en falso la hará perder el equilibrio y despeñarse en dirección a otra persona.

Mientras más racionales nos volvemos, mayor es nuestro control sobre ese instante. Podemos incluso elegir la dirección: algo contra lo cual manteníamos una oposición militante en la adolescencia. Por suerte o desgracia, la edad nos dio conocimiento para saber de antemano lo que nos espera (repito lo que he dicho a lo largo de esta página): salir despedidos, girar en torno a otra persona, o desintegrarnos por un choque frontal (felizmente la opción más rara). Órbita, expulsión o aniquilamiento.

jueves, junio 15, 2006

226. Stella Díaz Varín

Compañeros y amigas:

Es mucho lo que cualquiera de nosotros puede decir sobre Stella. Yo me limitaré a recordar una noche de ¿1997? en que participamos juntos en una lectura poética en la Universidad de Santiago. Si no recuerdo mal, leíamos: Barcaza, Gómez, ella y yo, pero a decir verdad no recuerdo bien, por lo que me limitaré a decir que estaba Barcaza ahí presente y también, si no recuerdo mal, Piero Montebruno, y casi podría jurar que Leonardo Sanhueza.

Después de la lectura hicimos un recorrido de rigor por algunos bares del entorno, y (no sé cómo diantres) fuimos a dar a una fiesta de los estudiantes de 4° año de psicología, en el casino de la facultad.

Una banda que cultivaba alguna de las variantes de rock pesado tan caras a los universitarios, animaba la celebración. Barcaza y yo nos subimos al escenario, les pedimos prestados los instrumentos, nos presentamos como Los Muebles ante la audiencia, y tocamos dos temas: “Un beso y una flor” de Nino Bravo, y “Dime que sí” de Los Muebles. Y este último se lo dedicamos a Stella, que aplaudía confundida entre el público.

miércoles, junio 14, 2006

225. Un sampleo de letras preexistentes

Así llamó una amiga a la última canción de Los Muebles. En efecto, se trata de la musicalización de un compilado de letras de uso cotidiano en nuestra época adolescente. Aquí va, la reconocerán fácilmente:

Dile que ya no la quiero

Triste es un día sin sol
Triste es una noche sin luna
Pero más triste es amar
Sin esperanza ninguna

Dile que ya no la quiero
Dile que ya yo la he olvidado
Pero amigo, no le digas
Que te lo dije llorando

Si mi boca fuera pluma
Y mi corazón un tintero
Con la sangre de mis venas
Escribiría te quiero

Dile que ya no la quiero
Dile que ya yo la he olvidado
Pero amigo, no le digas
Que te lo dije llorando

lunes, junio 12, 2006

224. Los Muebles tienen 5 canciones

Así es, acabamos de grabar el quinto tema: DILE QUE YA NO LA QUIERO, de la autoría de Santiago Barcaza.Esta foto es de cuando íbamos a la sala de grabación.
Así lucía Santiago Barcaza cuando grababa los coros. Se mandó a hacer una guitarra azul, inspirado en el poema de Wallace Stevens ("El hombre de la guitarra azul"). El nuevo instrumento será un gran aporte para la música nacional.

Tenemos cinco canciones, ya va faltando poco para completar el álbum. Con tres más estamos listos. Termino con la frase del día: "Por muy Muebles que sean, tienen que afinar los instrumentos": lo dijo el ingeniero de sonido, un poco exasperado por nuestra rudeza. Yo creo que en el fondo representamos bien el espíritu punk, a pesar de tocar baladas y jazz demoníaco.

domingo, junio 11, 2006

223. En la toma del Instituto Nacional

Karina Delfino habla por celular. Detrás, Ivette Vergara espera su turno. "Cualquier cosa que necesites llámame mi amor, que te vaya súper bien" le dijo al terminar de entrevistarla. Da susto escuchar algo así de I.V., aunque no sea a ti a quien le hable.

Sorprende ver la llegada que tiene Iron Maiden entre los adolescentes. Era lo que escuchaba yo hace 20 años. Es buena música sólo hasta el Seven song of the seven no sé cuánto. Los discos que vienen después son basura.