sábado, octubre 22, 2005

69. Tú también puedes hacerlo

Escribe “Los Muebles” sobre tu cuerpo, fotografíate y envía la imagen a julio@revistacasagrande.cl , o a cristobal@revistacasagrande.cl, o a sbarcaza@barco.cl.

Si lo haces desde una cuenta de correo inventada (por ej: 1234@gmail.com) mantendrás tu anonimato. Hazlo ahora.

Puedes ver las imágenes anteriores aquí:

1.Tu culo para Los Muebles
2.Los Muebles a Valdivia
3.Los Muebles II
4. (Aquí irá la foto que me mandes tú)

viernes, octubre 21, 2005

68. Lectura en la SECH

(El Metropolitano, mayo de 2002)

Entré por curiosidad en el sitio web de la SECH. Aparece un “comunicado internacional” (no se van con chicas) dando aviso del premio literario obtenido por uno de sus socios colaboradores. Reproduzco a continuación una parte del comunicado:

Esperamos que este relevante Galardón constituya un sagrado estímulo para que nuestro reputado vate prosiga cultivando el desarrollo de las letras poéticas, y sea, en definitiva, el destello para que aflore el valioso caudal de su espíritu poblado de viñas y marcas asombrosas.

¿Saben lo que se ganó el reputado vate? Un concurso que organizan los jubilados de la Caja de Compensación de Los Andes en la cuarta región. Asombroso.

En cuanto a mi lectura de anoche, transcurrió sin sabotajes. Hice mención a las circunstancias especiales de mi presencia allí, y a que la última vez que había ido al lugar había sido para encerrar a 40 personas. Rieron, casi no había gente de la SECH. Ofrecí regalar calcomanías del dinosaurio, todos querían tener una.

Al terminar mi lectura un señor que se presentó como el fotógrafo oficial de la SECH, me persiguió un buen rato para venderme unas fotos que me había tomado. Están todos locos en ese lugar. Una anciana me ofreció su asiento (rehusé amablemente) y después de varios minutos de tirarme de la manga (yo la miraba extrañadísimo) me entregó un papel que dice: "poeta Miguel Ángel Moreno, fono: 55637245, ciudad de México".

- ¿Vas a llamarlo? (preguntó varias veces)

Podría llamarlo para ver qué pasa, con skype una llamada a México cuesta 0,07 euros.

jueves, octubre 20, 2005

67. Amenazas

Tssss, me amenazan con dejarme encerrado hoy jueves durante mi lectura en la SECH. Desde este blog les digo: imposible. Habrá gente deambulando por la entrada todo el rato, siempre pasa. Así que cabros no se pasen películas. Además en la noche está de cumpleaños una profesora de yoga amiga mía y no puedo faltar.

El recorte de prensa es a propósito de una premiación que hubo en la Fundación Neruda. Andaba uno de los viejos de la directiva (SECH), no recuerdo su nombre. Le pegué la calcomanía del dinosaurio en la espalda. Me arrepiento; fue una conducta adolescente.

miércoles, octubre 19, 2005

66. ¿Qué razones nos llevaron a clausurar la SECH?

( El Mercurio, 30 de abril de 2002).

Una vez la Estela Díaz Varín me llevó del brazo desde el bar Baquedano hasta la SECH, donde se celebraba algo. Unos ancianos bailaban rancheras en una pista de baile improvisada, al son de dos músicos disfrazados de charros. Parecía una película.

¿Qué nos hizo encerrarlos? Maldad, pura maldad. Los afiliados viven su vida, se juntan, organizan talleres brujos para enseñar quizás qué barbaridad, pero no merecían ser encerrados. Lo único incómodo a mi juicio es que el gobierno los haga participar como jurado en las decisiones del Consejo del Libro. La literatura en esas manos… Dios se apiade de nosotros.

martes, octubre 18, 2005

65. De cuando clausuramos la Sociedad de Escritores de Chile


Invitación

La Sociedad de Escritores de Chile tiene el agrado de invitarle a la inauguración de su exposición permanente de fósiles, que tendrá lugar el próximo 23 de abril a las 18:00 hrs en Almirante Simpson Nº7, metro Baquedano. Nuestra institución se ha propuesto de esta manera contribuir al conocimiento del patrimonio cultural chileno, enfocándolo desde una perspectiva amena que no descuide su orientación didáctica.

Esta invitación junto a una calcomanía con la figura que se muestra más arriba (me quedan muchas en la casa, puedo regalarles a todos) fue enviada a los diarios en abril de 2002. Otras variantes hablaban de trilobites y de un feto de mamut en perfecto estado de conservación. La gente que ocupa el edificio de Simpson 7 pasó una o dos malas tardes contestando el teléfono a la prensa por esos días. Una amiga periodista me contó que hasta se le enojaron ("¡Aquí no hay fósiles, paren de molestar!", Etc, etc). Lo peor estaba por venir.

A la semana siguiente fuimos con una gran cadena y bloqueamos la entrada de la SECH, tipo 20:00 hrs, dejando encerradas a unas 40 personas, supuestamente escritores. Los bomberos y la policía los liberaron cerca de la medianoche. La noticia salió por la TV (la tengo grabada). Hicimos un pequeño video clip con la acción.

Días más tarde algunos amigos nos exhortaron a crear una SECH alternativa, pero es más divertido destruir que construir.

Desde entonces sólo entré una sola vez a Simpson 7, de incógnito, cuando estuvo Yelka Lovrencic (traductora de los poemas que lanzamos en Croacia) en Chile. La invité a hacer turismo aventura. Entramos a la SECH; se nos acercaron unas señoras a hablarnos de los caballeros de las fotografías que cuelgan de los muros. Al saber por mí que Yelka era traductora literaria la atiborraron de tarjetas de presentación que decían: "fulana de tal, escritora". Wao.

Este jueves (pasado mañana) entraré por segunda vez, invitado por la organización del festival internacional Chile Poesía. La SECH no es un lugar agradable, pero "un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer" (¿Rambo dijo eso?). Les pedí a los de Chile Poesía que me cambiaran de lugar pero no pescaron, andan llenos de pega.

Luego pensé que sería entretenido regalar calcomanías allá y/o contar sobre cuando clausuramos el recinto. No sé. Lo que menos querría en la vida sería verme envuelto en una polémica con esos señores medio locos de entre 50 y 80 años. Militan en el Partido Comunista. Qué raro y diverso es el género humano.

lunes, octubre 17, 2005

64. También soy antropólogo



Los antropólogos son una clase particular de sociólogos, o viceversa, o ambos son subespecies dentro de la familia de los sesudos de la sociedad. Pero los antropólogos son más artesanales y por ende, menos pagados de sí mismos. Pobres antropólogos, los he visto trabajar como guías de museo, bibliotecarios o funcionarios municipales, esforzándose por pagar el arriendo de un pequeño departamento en Ñuñoa.

Dan la impresión de no preocuparse mucho del aseo personal. Apenas les das la oportunidad, se largan a mostrarte su enternecedora pero aburrida visión de mundo, que termina siendo un colado de política (política de la política), estudios de género y ecología, salpicado con lecturas de Castaneda.

Hace años participé en una soiré de antropólogos. Rafael, el antropólogo que me había invitado, trabajaba como vendedor de una pequeña librería de Portugal llamada Mímesis, siempre a punto de quebrar.

Se desahogaron contándome sus cuitas a mí, que era el único ajeno a la carrera. Así supe cómo la única vez que había sido publicado un aviso en El Mercurio pidiendo antropólogos (dos años antes), se habían encontrado todos en la dirección del aviso. “Si a un antropólogo le va bien (decían) es porque anda metido en algo raro”. Sólo había dos expectativas para ellos: estudiar un postgrado o ponerse a vender collares en una feria.

La ocupación que desempeñaba yo por ese entonces para financiar mis estudios de música no era menos exótica: gerente de una fábrica de ataúdes (1997). Pero todavía no tengo fuerzas para contarlo.

Este fin de semana en el Clan (bar nocturno de Bellavista) me topé con un amigo al que no veía hace tiempo. Se dedica a encontrar libros para satisfacer encargos de determinados clientes, es una librería ambulante. Eso lo hace viajar a Argentina y otros lados a hacer compras. Con la diferencia entre lo que compra y vende, llena el refrigerador y se paga los tragos. La forma en que hablaba me hizo recordar lo que había estudiado. Y claro, es antropólogo.

Yo no hablo como uno de ellos pero no me costaría aprender. Sólo que no me dan ganas. A pesar del título de este posteo, y a pesar de que estaba en mis planes hacerlo cuando empecé a escribir, no voy a terminar diciendo que soy antropólogo. Porque ser algo implica un esfuerzo por sentirse como ese algo, y ser sociólogo me ha dejado extenuado. Esta noche por lo menos, prefiero no ser nada.