Anoche en una cena homenaje a dos poetas uruguayos mi editor me refirió la anécdota siguiente:
En sus tiempos de estudiante (últimos años de la dictadura) él y unos amigos protagonizaron una gresca contra otros tipos por razones políticas. Por lo que parece desprenderse de sus palabras, los malos estaban mejor alimentados que ellos, así que podemos deducir el balance final. (Según he sabido por otras fuentes, magullar a Adán Méndez y a sus amigos era el deporte predilecto de los fachos de la Universidad Católica, pero no se lo cuenten a nadie).
La cosa es que al final de la pelea, Méndez, Ormeño y Low se dieron cuenta que el cuarto integrante de su equipo no había tomado parte. Lo vieron apoyado en un poste.
- “Lo siento compañeros, me cagué” les explicó atribulado.
- no importa fulano (dijeron para consolarlo) cualquiera tiene miedo en una situación como esta.
Entonces el otro contestó:
- es que me cagué de verdad.
Se había cagado de verdad, o sea, se cagó en los pantalones.
5 comentarios:
que fuerte...eso es cagarse de miedo...literalmente...
...espero nunca pasar por algo asi...
la caca descontextualizada suele ser muy chistosa.
quiero decir, que fuera del water siempre surte un efecto hilarante.
me he reido.
mucho.
se puede saber el nombre del cagón?
de acuerdo con coddou. no puede quedar esto así, al voleo.
Juro por los cuernos de Belcebú que no conozco el nombre de ese sujeto, pero que si lo supiera, tampoco lo diría.
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