• Elikura Chihuailaf: aplastado por un alerce tratando de dramatizar un pasaje de La Araucana luego de declararse Caupolicán II.
• David Preiss: Tengo entendido que Preiss ya está muerto. Por favor confírmenme esta información. Sí sé que publicará dos libros póstumos: “Tinto pero no tanto” y “Así se hace la chicha”.
• Leonardo Sanhueza: medalla de oro en un campeonato de fisiculturismo de Miami. ¡Bravo Leo! Su muerte se producirá por no haber respetado las recomendaciones médicas para tomar anabólicos. Sus últimas palabras serán en latín clásico (al parecer se estaría comunicando con Ovidio).
• Rosario Concha: casada con un magnate petrolero, morirá al caer al agua en un acuario de California; su abrigo de piel de visón le estorbará al nadar. Los encargados del acuario se verán en problemas al intentar separarla de un pulpo.
• Rafael Rubio: sorprenderá a todos al subir a las tablas como cantante de ópera interpretando a Sigfrido. Morirá en las tablas frente al público del Teatro Municipal. En realidad se estará haciendo el muerto para ver la reacción de la gente; cuando vea que la cosa funciona según lo esperado, él mismo aguantará la respiración hasta desfallecer encima de la ambulancia.
• Héctor Hernández: se hará embalsamar vivo para preservarse bien. Dirigirá las primeras operaciones, antes de perder la conciencia.
• Lila Díaz: al tratar de tener sexo con un caballo (qué suerte la del caballo… no Lili, es pura broma).
¿Alguien puede sugerir una muerte adecuada para Coddou, David bustos, Yanko González, Pedro Araya, etc, etc? he quedado agotado de tanto matar poetas.
Continuará...
7 comentarios:
Nicanor Parra: cansado de esperar el Nobel se va a enterrar a sí mismo y tras leer su poema del AntiLázaro desde las profundidades de su santo sepulcro resucitará.
El David B. va a morir al intentar escribir un libreto exitoso para el área dramática del siete. SU empeño será el de llevar a las pantallas la teleserie de los poetas, onda Chile país de poetas (muertos)
Malayo: caerá al vacío tras inclinarse en el balcón para adivinar los pensamientos de una vecina del edificio de al frente. Se le encontrará sonriendo.
Maldadoso, yo morirè, quizas, abrazada a un dulce animal de carga, como en los cuentos de Canterbury.
O mejor aùn, en los cuernos del minotauro.
Quièn sabe en realidad donde termina el laberinto?, o done se escondiò Helena tras abrirse el corazòn del caballo de Troya?
Lila.
falso!!. Me crucificaràn por haber elogiado desmedidamente las "Despedidas antarticas" de Julio Carrasco, ante un teatro lleno de marionetas que gritaràn al unìsono: Vivan los tiburones profanos! ¡mueran las calas sagradas!. Y ese serà mi fin. Rafael Rubio.
Publicar un comentario