Procederé a relatarles la historia de Abelardo.
Abelardo era un jugador de béisbol cubano: es todo cuanto puedo decir de su vida; ni siquiera sé qué tan bueno era en su deporte. Una noche entramos furtivamente al cementerio con unos amigos, es decir, una de las tantas noches en que lo hicimos, algunos abrieron una tumba y sacaron un cráneo y se lo llevaron. Era el cráneo de Abelardo.
Supimos que era jugador de béisbol porque estaba en un lugar donde hay puros “peloteros” (así les dicen allá). Un amigo puso el cráneo en su pieza y le preguntábamos en los días subsiguientes “¿cómo está Abelardo?” y él respondía “muy bien, muy tranquilo”. Hasta que mi amigo empezó a tener pesadillas, y otro que todavía vive en el edificio de enfrente también y otros se atemorizaron y cundió una intranquilidad general. Entonces todos dijimos que había que devolver a Abelardo.
Algunos amigos regresaron a la tumba otra de las tantas noches en que entramos furtivamente al cementerio, e improvisando un pequeño ritual compensatorio (“perdónanos Abelardo nunca más lo haremos, etc”), pusieron el cráneo en el sitio del que nunca debió salir.
Compañeros y amigas: ha pasado mucho tiempo de esto. Espero que los cráneos de todos ustedes queden a buen recaudo para que ningún grupo de ociosos los sustraiga, sólo por practicar ese extraño deporte.
5 comentarios:
jajaja... no hay q jugar con los huesos de nadie ;)
salu2
hamlet tropical
Qué raro. No sé por qué, pero como que los vivos tienen el afán de sacar a los muertos de su descanso. No sé. Digo yo. Por algo están muertos.
Y gracias Julio por tu comentario. No había pensado así mi sueño y ahora lo recuerdo todo el rato con una sensación muy liberadora. Así como uno hace aseo en la pieza, yo estoy botando los papeles que ya no me sirven. Es una gran alegoría.
Te quiero amigo.
Un abrazo grande.
Oooooh, sueño. Pieza. Sensación liberadora, mmmmmm, gracias Julio.
mi hermano recibió de regalo de cumpleaños de un amigo (creo que le decían el care'agua, chucky o algo asi)un cráneo que sacó del cementerio general. en lo personal, desaparecí de la casa durante dos semanas desde que llegó. la nana no quería entrar ni estar cerca, por lo que la casa se volvió un desastre; su polola gritaba cada vez que iba a visitarlo y mi hermano empezó a intranquilizarse, aun que tapaba a "huesitos" con un gorro o con lo que pillara. Finalmente lo devolvió al amigo para que lo devolviera al resto. Quizás donde andará "huesitos" ahora.
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