viernes, octubre 06, 2006

284. Desfragmentador cuántico

Cuando fui a sacar boleta de honorarios por primera vez, me dijeron que tenía que declarar una ocupación laboral, que va en el encabezado. Le dije a la señora del mesón que pusiera “Desfragmentador cuántico”.

- ¿y dónde trabaja usted?

Fue el comienzo de una conversación amable que nos dejó a ambos encantados, y que sólo fue interrumpida por las personas que aguardaban en la cola.

Pero no trabajaba para la NASA sino para una fundación internacional de apoyo a la pequeña y mediana empresa, escribiendo documentos y manuales de procedimientos. Y así, cuando mi hermano Verdugo, que además era mi jefe, vio la boleta, dijo secamente:

-¿y cómo chuchas le explico a Hans (era el máximo jefe internacional) que contraté un desfragmentador cuántico?

Tuve que volver a las oficinas del SII a cambiar mi boleta de honorarios, que hoy dice: “Asesorías y servicios ingenieriles”.

12 comentarios:

Konitukio dijo...

Es como su sueño por un díaaaa...

Como el del Festival de la Una, donde te regalaban la media casa y solo podías vivir un día en ella, te tomaban fotos y después de te la quitaban...

Anónimo dijo...

perdon, qué chucha es como su sueño por un día? el desfragmentedor cuantico?

Anónimo dijo...

a todo esto esta bueno el culo de konitukio, falta que diga "los muebles" nomás

KuruPicho dijo...

El decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente

Quiero dar cuenta del libro El decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965 - 1979 (México DF: Filodecaballos y CONACULTA FONDA, 2005, 431), selección y prólogo de Rocío Cerón (DF, 1972), Julián Herbert (Acapulco, 1971) y León Plascencia Ñol (Ameca, 1968). En su introducción, los autores entre otros puntos señalan lo siguiente: "Nuestra intención original, quizá algo ingenua, era ofrecer una imagen compacta y a la vez compendiosa de la reciente poesía en lengua española. Este primer enfoque, no tardó en derbordar (por motivos que se detallarán más adelante) nuestras posibilidades de logística, calendario, aparato crítico y presupuesto. Por honestidad para con los lectores, pero sobre todo por fidelidad de lectores ante la poesía, debimos conformarnos con una mira más modesta, a caballo entre la renuncia y el éxito: elaborar un 'panorama de la poesía hispanoamericana reciente', iniciando con los autores nacidos en 1965 -fecha que se repite como bisagra de clausura en casi todos los estudios de las promociones poéticas anteriores- y culminando con los de 1979. Por lo que atañe a la geografía, nos fue dolorosamente preciso prescindir de España, ya que no encontramos ni el material ni la asesoría suficientes para asumir ese espectro crítico de manera meridianamente confiable. Este volumen sólo se ocupa, pues, del español de América" (10-11). Enseguida, los autores describen "en breve nuestra metodología inicial y, alternadamente, algunos de los motivos críticos y logísticos que nos obligaron a modificarla.
Primero, dividimos nuestra área de trabajo en seis zonas: Centroamérica (El Salvador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras), Susamérica (Colombia, Perú, Paraguay, Bolivia, Venezuela), Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay), Península Ibérica (España), Caribe (Cuba, República Dominicana, Puerto Rico) y América del Norte (México). Enseguida, y con la intención de contar con una observación interna y una mayor cantidad de opinione críticas, invitamos a poetas de todo el continente (originalmente los denominamos 'editores de zona') para que organizaran una pre-selección del material de sus países o regiones.
Al poco tiempo, sin embargo, nos dimos cuenta de que sería muy difícil lograr un trabajo armónico de esta manera, ya que había países enteros (España es el caso más radical, pero habría que mencionar asimismo a Honduras, Paraguay, Nicaragua, Panamá y Uruguay) donde, o bien no logramos encontrar (aunque seguramente existen y escaparon al muestreo) trabajos que a nuestro juicio fueran imprescindibles para el volumen. Por otro lado, subsistía el riesgo de que, al ser los editores de zona poetas ellos mismos, cayéramos en visiones de grupo o reduccionismos a rajatabla, con la consiguiente renuncia a una observación más amplia y crítica. Finalmente, a menudo nuestras propias indagaciones nos proporcionaron material que difería de lo propuesto por los pre-seleccionadores, y fue ahí donde descubrimos la falla mayor de nuestro método: si éramos nosotros tres quienes nos habíamos metido en esta camisa de once varas, resultaba injusto embarcar en semejante compromiso a otros poetas o críticos hispanoamericanos (que ya bastante hacían con ser talentosos y entusiastas, y que en algunos casos hubieran quedado excluidos del volumen debido a una norma que originalmente nos habíamos impuesto) en aras de un valor tan inasible e inestable como la democracia. Convertimos entoncea a nuestros 'editores de zona' en asesores, y sus nombres aparecen en la página de agradecimientos. Aunque las hipotéticas virtudes de este trabajo hubieran sido inalcansables sin la ayuda de ellos, de antemano apuntamos que toda carencia que haya en él es estricta responsabilidad de quienes firmamos el libro.
Una vez hecho este ajuste, eliminamos también la noción de 'zonas' y comenzamos a clasificar el material que nos llegaba de una manera más tradicional y simple: decidimos que los poetas aparcieran por orden cronológico, sin importar el país de origen, y cuando había varios nacidos en un mismo año, nos basábamos en el índice alfabético.
De sobra está decir que el corpus resultó, con todo y ser parcial, desmesurado: no hay documentalista que pueda hacerle frente a la actual tecnología de la información. De inmediato renunciamos a nuestro afán antológico y, para ser consecuentes con la amplitud y diversidad de lo que nos llegaba, optamos por construir un muestrario que consideramos representativo pero más estrecho, tamizado por nuestra crítica.
La tercera parte del método de selección fue la más desgastante, aunque también la más gozosa: comenzamos a leer a cada uno de los autores en voz alta, en sesiones de varios días que se sucedieron durante meses en Guadalajara y la ciudad de México.
Mientras tanto, volvimos a contactar con otros poetas de los diversos países para que nos recomendaran a autores de interés. También buscamos por Internet páginas en donde aparecieran textos de los poetas que pertenecían al ciclo generacional que nos ocupaba. En conclusión, leímos cerca de 500 poetas de diversos registros a través de libros, copias fotostáticas, archivos de Internet, correos electrónicos de nuestros asesores y corresponsales, y textos que los autores nos hicieron llegar de propia mano. Fue un trabajo enloquecedor pero gratificante, ya que poco a poco empezó a surgir un rostro o un mapa de lo que se estaba gestando en el continente.
Este es un panoram de poemas, de registros, de escrituras particulares, más que de autores prestigiados en sus países. Quisimos resaltar, por encima de premios y reconocimientos, al poema en sí mismo. Or esta razón, no hemos querido rendir cuotas nacionales, temáticas, ideológicas, o encaminadas al estudio de género (sin duda hay muchas deudas éticas por saldar en América Latina, y una de ellas es el estricto compromiso con el trabajo honesto).
De seguro habrá autores que estén ausentes de este libro debido a nuestro desconocimiento, o bien debido a que sus poéticas y nuestra lectura crítica no lograron una empatía más profunda; pero creemos que los que participan en él pueden mostrar que la poesía escrita en español continúa enriqueciéndose.
Una vez concluida la selección, siguió llegando material de autores nacidos después de 1979, nuestro año de cierre generacional. Por tal motivo, decidimos agregar una addenda con unos cuantos nombres, para mostrar lo que están haciendo los novísimos poetas" (11-13).
En la página de Agradecimientos se menciona, en primer término, a los asesores regionales (para el caso peruano la persona encargada fue Eithel Zegarra) y, enseguida, a "nuestros amigos", entre ellos Reynaldo Jiménez. Los autores peruanos incluidos son Rodrigo Quijano, Jorge Frisancho, Lizardo Cruzado, Paul Guillén y Renato Gómez. De la Addenda, el autor más joven es el mexicano Luis Eduardo García (homónimo del poeta trujillano), nacido en 1984. Al final del libro se incluye las Fichas de Autores (por países) y las Fuentes Bigliográficas (que comprenden las Fuentes Hemerográficas, Electrónicas y Privadas). Hay también una sección, Posfacios, con textos de Hernán Bravo Varela y Eduardo Milán.
Este es el apartado que los autores dedican al Perú en su introducción:
"No se puede hablar de un conjunto de paradigmas que unifiquen la reciente poesía peruana. Lo que sí puede observarse, es una serie de escrituras que entretejen tradición y novedad. Hay especial cuidado por la factura del poema, sea éste escrito en versos medidos o libres, y asimismo hay abundancias en alusiones culturales, ya sean contemporáneas o clásicas: junto a la lectura de griegos y latinos, o junto al soplo de los Siglos de Oro, puede apreciarse en estos jóvenes la presencia de 'malditos' nacionales como Luis Hernández 0 -el poco conocido fuera de las fronteras peruanas- Juan Ojeda.
Por otra parte, los poetas nacidos hacia finales de los sesenta e inicios de los setenta guardan una particular preocupación por el lenguaje, adiestrándose en lo 'poético' y alejándose, en lo posible, del tono 'coloquial'. El lenguaje es el elemento al que hay que someter, friccionar. Estos jóvenes poetas han dejado atrás el uso de un lenguaje cotidiano (muy frecuentado por peruanos de los setenta y los ochenta) para intentar una distancia crítica y una dicción de corte conceptual y purista. Geografías personales, propias, sin que ello implique que en estos jóvenes autores no se vean las influencias de poetas predecesores de generaciones inmediatas -Antonio Cisneros, Carlos Germán Belli, Rodolfo Hinostroza o Jorge Eduardo Eielson.
Para los nacidos en los setenta (Paul Guillén, por ejemplo), la revalorización de autores como Martín Adán y José María Eguren es parte esencial de su corpus poético y, en cambio, la presencia de Vallejo se siente atemperada. Se percibe igualmente -a través de guiños, fórmulas, ecos- la herencia de César Moro, lo mismo que la de Emilio Adolfo Westphalen.
El lector encontrará en esta selección miradas exploratorias que tienen como núcleo el restablecimiento de la poesía en tanto que lugar de generación, de ente fundacional. Poesía de factura cuidada que sin perder de vista su contexto histórico, reflexiona sobre sus raíces locales y nacionales (Rodrigo Quijano), con destreza rítmica e imágenes que apuntan a dilucidar fórmulas culturales (Jorge Frisancho), que percibe en lo inmediato -aves, trazos, tierra- universos cercados que apuntan a la metafísica de lo apocalíptico (Renato Gómez), de expresionismo irónico y humorístico e irreverencia (Lizardo Cruzado), y que transita también por la recuperación de la memoria, la infancia y las causas primeras, en versos lacerantes y ríspidos (Paul Guillén). Una poesía saludable, en modo alguno acomplejada, que ha sabido mirar lo mismo dentro de sus vísceras que a la profundidad poética de otras geografías literarias".

Q dijo...

suena interesante tu propuesta de profesión... mejor sería verla en las boletas.

Anónimo dijo...

Mándame una boleta!

Anónimo dijo...

mal no le haría desfragmentar su propio sistema en el pc

Anónimo dijo...

la cagó la tropa de gueones tontitos y lateros

Anónimo dijo...

ya, y qué chucha es un desfragmentador cuántico? que yo sepa eso lo hacen unas máquinas, no personas que boletean. O sea, suena re bonito, pero cuál era la idea de decirle eso a la señora, o al servicio de impuestos internos?

Anónimo dijo...

estaba pensando en un acelerador de partículas, porque eso de desfragmentador cuantico no existe, verdad?

Malayo dijo...

no creo que exista. Sonaba bien, por eso lo hice. Un amigo en Cuba puso la palabra "Rock" en su firma del carnet de identidad. Creo que eso lo explica mejor.

Pedrugo dijo...

Qué buena historia. Ese Verdugo es un amargado.