domingo, agosto 14, 2005

19. Flashback. Todos éramos malos.

Mi anfitrión (mi hermano Marange, amigo de la infancia en Cuba) me propuso tomar unas cervezas viendo el futbol en la TV. Pero tenía 5 invitaciones para una fiesta tremenda en las afueras de Barcelona y eso me pareció más tentador.

Flashback

La Habana, 1991. Andando con mi hermano Marange conocí una chica en la micro. Supondremos que se llama Susana, a pesar de que sé muy bien que a ella le importaría poco figurar en Malasya con su nombre real. Quedamos de vernos esa misma noche, me junté con ella y la llevé a la casa de Marange, convencido de que a ella le gustaba. A Marange le iba mucho mejor que a mí con las mujeres, a pesar de lo que pueda pensar quien vea en lo que se ha convertido hoy, cuando pasa las noches mirando TV con una cerveza en la mano.

Nos recibió cordialmente pero nos dejó solos un rato. Susana hizo un comentario sobre mi simpatía, que Marange contestó con un “pronto lo vamos a perder” (yo estaba por volver a Chile). Susana me preguntó qué había querido decir con eso, y zas, se me ocurrió inventar la historia de que padecía leucemia y me quedaban 6 meses de vida. Hice un discurso sobre la vida y la muerte mirando la pared. Cuando estaba a punto de reirme Susana rompió en llanto. Tuve un ataque de risa.

Partimos los tres a una galería de arte que había en el barrio. Susana se había enamorado de mí, quiero decir, de mi leucemia y de mi discurso sobre la vida y la muerte. Esa misma noche la llevé a mi pieza. Era bailarina, hablaba despacito y caminaba juntando los talones, me parece estarla viendo ahora.

Pero no sentí por ella más que una pasión animal. Durante algunas semanas me iba a ver a la casa, teníamos sexo, después guardaba silencio mientras me emborrachaba con mis amigos y trataba de despedirse con un beso en la boca que yo desviaba hacia la mejilla. Qué malo era con ella.

Marange me pidió permiso para tratar de seducirla. No le di mucha importancia, sabía que no tenía oportunidad. Cuando me di cuenta de que Susana había dejado de hablarme le exigí una explicación. Me contestó (siempre en voz baja de acuerdo a su costumbre) que ya sabía la verdad. Yo no había querido engañarla con la historia de la leucemia famosa, le seguía el ritmo porque lo encontraba gracioso, pero para ella el asunto era grave.

Fui enseguida donde Marange a recriminarlo pero la excusa que me dio era demasiado chistosa como para enojarme con él: le había dado pena Susana. Viendo cómo sufría por mí le dijo para consolarla, que yo "era un hijo de puta" (textual). De todas maneras lo acusé con los amigos y eso le valió una sanción moral (un nuevo apodo).

Me fui a Chile en enero de 1992; volví 8 meses más tarde. Me reconcilié con Susana y tuvimos un nuevo romance. Una noche me preguntó si podía traer a una amiga para tener sexo los tres. Dije que sí. Pasaron los días, había olvidado casi completamente la conversación cuando recibí la visita de Susana con su amiga, que era una gorda horrorosa con cara de hombre. Durante el lapso de silencio en que nos miramos, hice un ranking de las cosas que nunca, jamás, por ningún motivo haría en la vida.

Usé la antiquísima excusa de que tenía que hacer algo muy importante, les pedí que me fueran a dejar a la micro y me bajé en el paradero siguiente. Lo siento Susana, hay cosas que ni siquiera yo haría.

Más adelante tuve una profusa correspondencia erótica con Susana, donde ella me contaba de sus experiencias con hombres y mujeres y yo le inventaba historias mías. Todas sus cartas me llegaban abiertas y comentadas por mis amigos (me las enviaba a través de ellos). De pronto sus escritos sexuales dieron paso a aburridas disertaciones sobre el carácter de Govinda y otras deidades hindúes. En 1998 viajé a Cuba y nos reencontramos. Estaba lejos más guapa que nunca pero no quiso nada conmigo. Se casó con un yogui, se hizo vegetariana, tuvo un hijo.

Ayer conversando en la playa, Marange volvió a jurarme que le había dicho que yo era un hijo de puta por ayudarla. Insiste hoy, 15 años después, en que actuó por piedad. Me cuesta creerle, sobre todo porque Marange era tanto o más malo que yo. Todos éramos malos, la verdad, pero era muy divertido.

Fin del flashback.

Marange parte a Andalucía, debo buscarme una casa donde pernoctar esta noche.

8 comentarios:

belén moltedo dijo...

Me pregunto si todo hombre fue así de malo. O yo me topé con todos?
Saludos Malayo, y gracias por responderme el mail.

Anónimo dijo...

Sr. Carrasco

El tema del poncho es una rotería. Poncho es igual a rasca, felpudo hediondo, caca. Wuacala.
Por favor, agarre su poncho y botelo a la basura. Ya me imagino cuando llegue el verano y tengamos que verlo con el poncho puestom todo transpirado y hediondo.

Atte
Sr Anónimo

Anónimo dijo...

Que malo fuiste Malayo. Te habrás mejorado?

Fernanda dijo...

¡Uy! Malayo, qué ingenuidad decir que fuiste malo, ojalá yo me hubiese topado con hombres "tan" malos como vos, seguro que mi vida sería otra, pero aún peor de lo ingenua que suena tu afirmación, es ver que la gente pueda llegar a hacer cosas por "compasión"... Me pregunto si me acostaría con un tipo que me cuenta que se va a morir dentro de seis meses... uy... casi un cadáver viviente.

¿Un poncho el otro dice una "rotería"?
¿Te gustaría ver un lingo agujerito femenino por el agujerito hediondo del poncho, sr. Anónimo?

¿A mí?

¡Otra cosa!

Feliz día en Malasia...

Anónimo dijo...

Señor Malayo, un poncho hediondo o cualquier cosa es más decente que ese impermeable rasca que usa. Eso sí que es rotería. Otra cosa, su historia con Susana es la típica de un tipo nerd, que no le va bien con las chicas e inventa historias donde, obviamente, queda como winner. Yo le voy a contar unas historias de hombres que le van a servir para hacer la contraparte de su libro de poemas y mujeres. No se podía esperar más de usted que contar sólo historias de tipas a las que les ha ido no muy bien en la vida. Lo más raro de todo, es que en alguna parte de las historias mínimas de las chicas, han tenido que ver con usted. ¿Coincidencia o fantasía de un loser? Sea más realista, a algunos nos interesa saber de verdad cómo es….


Camboyana de Camboya

crisis dijo...

Querido Malayo,
disculpe el spameo: le cuento que el jueves 25 de agosto a las 10pm se reestrena mi cortometraje "El Tesoro de los Caracoles" en el Cine Alameda. Además de dar la peli, tocarán las bandas Mosquito y Los Muebles, y a las primeras 50 personas en llegar se les regalará el DVD de "El Tesoro...". Incluye varios extras. Todo por sólo $2500. El corto quedará corriendo en la sala 2 por un par de semanas.

Porfa, difúndelo en tu blog. Gracias!
Salu2
C.

nadie dijo...

A mí me parece malo. Apenas tocando los veintitantos, una mentira tan estúpida y cruel.
Sólo tolero este tipo de historia imaginando que son ficciones suyas. Pero admito que me encanta leerlas, no lo puedo evitar.

Anónimo dijo...

déjate de andar zamarreando a la gente ¿o acaso te gusta que te zamarreen a ti?