“Así que usté es el famoso Quila” dijo el coronel Ceballos a mi padre, “¿no que la cosa era hasta la victoria siempre?” continuó, haciendo mofa de una de las consignas de la Unidad Popular. “Siempre que no nos caguen” respondió mi papá, y el coronel se destornilló de la risa.
Nada, ni siquiera el diálogo que pueda haber entre torturadores y torturados, es tan serio como parece. Heredé ese sentido del humor de mi padre, él lo heredó de mi abuela, y ésta, de mi bisabuela, que le tomaba el pelo a los milicos cuando iba a ver a mi papá a la cárcel.
Cuando mejor funciona el "nada es tan serio", es cuando uno tiene otra vida aparte la que está viviendo en el momento. Pero esto es muy largo de explicar.
4 comentarios:
pucha que cosa mas cierta. tan sencillito que lo explicas. estoy tocada. no entiendo esta cosa como se pone el nombre?
tocado no estoy, pero concuerdo con tamaña reflexión tan iluminada. vivan los pepinos!!
Cierto, muy cierto.
poder reir es tener aún hacia donde escapar, ¿no?
quise hacerte un regalo a la salida del cine, luego, cuando efectivamente salimos, lo olvidé. se trata de una película, que es un homenaje a mi papá, pero de cierta forma también al tuyo. quizás conoces la historia de cuando llevamos a la orquesta sinfónica de antofagasta a tocar venceremos a las quebrada del way, donde la caravana de la muerte asesinó a 14 detenidos. es bastante serio, pero esa vez reímos. funcionó como una limpia, como un acto de sicomagia, como dirían los que dicen ese tipo de cosas.
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