La palabra “asesino”, reconocible con las variantes fonéticas de rigor en la mayoría de las lenguas romances, viene del nombre de una secta herética musulmana que impresionó vivamente a los cronistas francos que acompañaron a los cruzados a Tierra Santa.
Los hasasine, asassins, aschinchins, etc, (del árabe: consumidores de hashísh), saltaron a la palestra por su costumbre de negociar a través de homicidios selectivos. Esto bastó para inspirar respeto a moros y cristianos.
El jerarca musulmán Saladino, responsable de la expulsión de los cruzados, decidió un mal día acabar con los Hasasine y comandó un ejército en dirección a su cuartel general, Alamut. A medida que se iba acercando empezó a sufrir pesadillas. Una noche despertó sobresaltado sin saber la razón exacta. Y encontró una daga bajo su almohada con un mensaje en verso que decía más o menos:
Esta daga que descansa bajo tu almohada podría estar clavada en tu corazón.
Firmaba Hassán Ibn Sabah, bautizado por los cristianos como el viejo de la montaña.
No bien hubo amanecido, Saladino envió presentes a Ibn Sabah para apaciguarlo, tomó su ejército y se alejó tan rápido como pudo.
Este Ibn Sabah se las traía.
2 comentarios:
...un dato freak para complementar la historia: Ibn Sabah en su juventud fue yunta de Omar Khayam. Junto a otro tipo, cuyo nombre no recuerdo, hicieron un pacto de lealtad eterna. Este último llegó a ser visir y se convirtió en mecenas de Khayam (la verdad, le conseguía cargos públicos fantasmas para que éste se dedicara a escribir y beber tranquilo), pero tarde o temprano tuvo que enfrentarse a Ibn Sabah para mantener la paz. Por supuesto, salió perdiendo. El viejo de la montaña no soportaba a los traidores.
¿Todavía hay gente que usa la palabra freak?
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