Una vez mi profesor de biología en 8º básico (Escuela de música Guillermo Tomás, de Guanabacoa, La Habana), nos contó una anécdota para educarnos acerca de la poca importancia que tenía la apariencia física en las relaciones amorosas.
Según él, un compañero de universidad extremadamente apuesto (mi profesor era gay) había comenzado un noviazgo con una muchacha con sobrepeso. Habiendo sido objeto de burla por parte de sus amigos, les dijo muy seriamente: “no toleraré molestias sobre este punto, pues no quiero que tomen a la ligera mis sentimientos”.
4 comentarios:
Pues sí, sólo había que darle fuerzas en tales circunstancias.
y ¿qué efectos tuvo esta lección en los alumnos?
es como la canción de la Lila Downs:
" yo soy el feo, el feo que sabe amar, con todo su corazón, que te quiere de verdad..."
jaajjaja genial!
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