La Habana, 1989
me puse de acuerdo con los amigos del barrio para molestar a mi hermano Marange, que ahora vive en Barcelona. Daba gusto porque Marange era y es todavía lo que se dice técnicamente un hijo de puta. Pero esa vez exageramos.
Pintamos dos rayas sobre un coco y lo pusimos en un plato junto a una vela y unos pedazos de tela roja, frente a la puerta de su casa. Tratábamos de simular un hechizo afrocubano.
A la noche siguiente nos lo topamos cabizbajo y apurado. “He tenido un día terrible” suspiró, y siguió su camino. Lo llamé al otro día decidido a contarle la verdad, pero antes lo interrogué buscando sacarle declaraciones que pudiera dejar en el folclore del barrio.
Me dijo bajando la voz con cara de aterrado: “Malayo, me han puesto un eleguá en la casa... ¡Un eleguá!”
¿Un eleguá?, quienes hicimos el diseño de la instalación (el coco, las franjas de tela, la vela) no teníamos idea de brujería, así que quedé sorprendido de saber que lo que habíamos hecho tenía nombre. Hoy creo que eso demuestra que la gente no tiene mucha conciencia del tema y que actúa en forma intuitiva.
Según Marange, su mamá ya había identificado al autor del ataque brujo: era una mujer que había querido casarse con el papá de mi amigo. Algo así es lo que recuerdo. En seguida vi que la broma había llegado demasiado lejos y me apresuré a decirle la verdad: los demás habían puesto el coco frente a su casa para hacerlo sufrir, yo me había opuesto firmemente.
Se llevó la mano derecha a la frente diciendo "no" con la cabeza, y: “ayayay esta gente...”. Creo que todavía no sabe que yo era uno de los promotores. ¿O sí?
1 comentario:
cambiaste de rubro julio? lo digo por "Chileense rockster Julio Carrasco"... en todo caso, mucho más rentable ser rockstar... te lloverán las chicas y es bien visto emborracharse y drogarse...
oye, cómo van los culos? envíame algunos pues, para evaluar clínicamente como veedor adjunto del mentado concurso...
sería bueno que postees un adelanto de sumatra...
saludos
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