Hace tres semanas actué en un teatro de sombras para niños, a petición de mi amiga Fª. Aprovecho la oportunidad para recomendar su blog, sobre todo la serie “Memorias de la educación sexual”, que da para un libro. Volviendo al teatro de sombras, fui la voz de la mamá de la heroína de la historia. Fª quería una voz masculina en ese papel para que sonara más amenazante. Empezaba así:
- Dominga ven a contar la historia de tu sombra, que los niños están esperando. ¿Dominga? Ven ahora mismo… etc.
Como Dominga no hacía caso, terminaba contando yo el cuento a los niños. Hago un resumen para ustedes: Dominga pierde su sombra, la busca por cielo mar y tierra. Cuando ha perdido toda esperanza, sale el Sol y la encuentra.
A mi modo de ver es una pequeña réplica de La Divina Comedia: comienza cuando la protagonista pierde el equilibrio y termina cuando lo recupera. Dicho de otro modo, es la historia de cómo la protagonista recupera el equilibrio. Cuando esto sucede, tanto Dante como Dominga han cambiado.
Esa reflexión me hizo repetir el ejercicio de buscar La Divina Comedia en otras historias, y claro, está en todas partes. Lo más interesante es descubrirla fuera de la literatura. Está en las vidas de todos ustedes. (Muy interesante pero no puedo explicarlo aquí).
Las imágenes con que adorno este posteo provienen del libro Buscando a Dominga, sobre el cual se basaba el teatro de sombras. La autora del texto y de las ilustraciones es mi amiga Fª.
1 comentario:
vaya, cuántos "poetas"... me llegaron a doler las hemorroides
Publicar un comentario