jueves, febrero 09, 2006

148. estimado señor Cardoen

Marzo de 1997
Estimado señor Cardoen:

Le escribo convencido de que el propósito de mi carta no es menos extravagante que su vida, si me permite decirlo. Las noticias que he tenido de usted hacen oscilar su interés entre los asuntos culturales y las bombas de racimo; francamente y con todo el respeto del mundo, me lo imagino como un hombre bastante loco: en eso cifro mis esperanzas.

Pienso en lo molesto que pueden llegar a resultarle las numerosas misivas de esta clase que debe recibir casi cotidianamente y me apena suponer que pongo a prueba su paciencia. Tal es sin embargo, la porción más pequeña del precio que debemos pagar ambos, usted por ser poderoso en los términos humanos usuales, y yo por ser artista.

Después de este preámbulo vamos al tema:

Llevo una existencia miserable, lo que no me tiene contento. Sé que es una situación momentánea puesto que mi naturaleza me obligará a salir a flote de cualquier manera, pero admito que Su Generosa Ayuda me lo haría decididamente más fácil.

Hablo de, digamos, unos cien mil pesos mensuales (lo justo y necesario para costearme los estudios) durante un año. En caso de que juzgue tal cantidad excesiva, estoy dispuesto a recibir lo que sea. Piense en Pericles, Augusto y los grandes mecenas del Renacimiento, o acaso en los legendarios sultanes que se hacían rodear de poetas y músicos.

Y si aún ello no le parece, bien podría ayudar consiguiéndome un trabajo por media jornada que no me impida seguir estudiando. Le envío mi currículum y mi libro. Léalos, estoy seguro de que le entretendrán tanto como esta carta.

Estaré feliz de recibir noticias de su puño y letra, aunque no me he hecho ilusiones de clase alguna. Incidentes como este no hacen la vida de tipos carismáticos como usted y como yo. Nuestra misión, estimado señor Cardoen, es descubrir nuestro origen e indagar acerca de nuestro destino (acaso no sean una misma cosa).

Aquello que hace que interactuemos de esta manera, no asoma más allá de lo que nos hemos acostumbrado a tratar como asuntos humanos. Existe otro mecanismo por el cual nos vinculamos usted, yo, y el resto de las personas; su naturaleza es un misterio para la gran mayoría de nosotros por una razón muy lógica, y a la vez desconocida. Pero esto es ya tema para otra carta, espero no haberlo cansado con mi teología de tercera mano; por ultimo si no llegamos a vernos (cosa que no me extrañaría), reciba al menos mi saludo y la reiteración de este aforismo insignificante: tenemos un origen, tenemos un destino.
Malayo

Hice llegar esta carta a Carlos Cardoen en la fecha que figura al comienzo, a través de un amigo de mis padres a quien escondimos en la casa durante la dictadura. Estaba algo desesperado, aunque, tal como escribí, nunca dudé de que mi propia naturaleza me haría flotar. Una tirada de cartas de tarot me dijo: “no habrá ayuda externa” y no la hubo. Trabajé 1 mes en una galería de arte y el resto del año como gerente de una fábrica de ataúdes. En diciembre gané un premio literario con el que me pagué un computador y un viaje a Cuba. En ese viaje coincidimos con el negro Prieto y Bianchi, sin proponérnoslo. Wao. Publiqué la carta en el cuarto número de la revista Casagrande (abril 1998).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

sácame de una duda. tan difícil es encontrar una pega de medio tiempo cuando se es un estudiante? mejor garzonear. ganai más de 100 lucas mensuales y no tenís que ser financiado por un fabricante de armas. por cierto, ese argumento contra cardoen es rancio, pero raaaancio. nadie va a defender a cardoen, pero no weís po. llorón y flojo. y te lo dice alguien que viene de una universidad pública y de un barrio bastante humilde. por cierto, si resultó que no terminaste esa carrera... bueno, cacho a tanta gente que con menos armas hizo bastante más, que no me queda más que decirte que tu publicación sólo tiene sentido entre la lógica de los niños ricos que tanto te gustan.

Anónimo dijo...

que la gorda peluda, se afeite...

Pilar Navarrete Michelini dijo...

Malayo: el posteo, simplemente sublime. Tan bueno como el famoso chocolate peruano. Me dolió la guata de la risa y después la guata de los nervios.

Anónimo dijo...
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Malayo dijo...

hermano: suprimí el comentario anterior porque era un poco hiriente y estaba dirigido a la persona equivocada. El primer comentario, firmado por una persona anónima, corresponde a una chica bautizada como "gorda peluda" en un posteo pasado (espero no enojarla repitiendo el sobrenombre). Ya es parte de la fauna de Malasya y la estaba echando de menos.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

ya, perdon, la cague