martes, mayo 11, 2010

púgil 1993

Vitrineaba en la feria artesanal de la estación Santa Lucía y solté un papel de chocolate en el cesto de basura de un local donde vendían cuero. El dueño montó en cólera y antes de que me marchara me pegó un combo suavecito. En la impaciencia por enseñarle a golpear me enredé con mi bolso un par de segundos. Sólo pude tocarlo una vez; mientras el hombre caía de espaldas contra los artículos de piel, los guardias de la feria se me abalanzaron y me arrastraron por el lugar como a un ladrón, mientras el tipo aprovechaba de darme patadas e insultos. Total, nos amigamos más tarde en la posta central. Él quedó con un ojo clausurado y yo, cosa extraña, sin heridas visibles a pesar de la machucada.

La saga:

4 comentarios:

Anónimo dijo...

te pusiste nostálgico oye.

Anónimo dijo...

los laberintos me trastornan, ya sabes

Anónimo dijo...

uno aveces se equivoca, pero me aperece que por tu apariencia no eres para nada un buen púgil

Malayo dijo...

y tienes toda la razón.
en este caso las apariencias no engañan ;-)