Cursé 4º año básico en la escuela primaria ALAMAR 7. Ese fue el año en que más peleas perdí en toda mi vida (1978). Resignado, adquirí la costumbre de terminar mis desencuentros lanzando sillas. Tomaba una silla y la lanzaba sobre mi oponente. No me preocupaba ni de acertar ni de lo que pasara luego, no, eso no era preocupación para mí. Alguna que otra vez di en el blanco, sin lesiones que lamentar, por suerte.
Inscribí mi nombre de esta manera en el folclore escolar del establecimiento. Al año siguiente me cambié a una escuela peor. Mientras duró esa generación en ALAMAR 7, cada vez que había una silla coja decían: "el chileno"*. Wao.
* Lo sé porque me lo contaban los amigos de mi edificio que siguieron estudiando en esa escuela.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario